Cada jugador estampó en su camiseta su temor más grande: “Olvido”, “Mediocridad” o “Vicio”...
En vez de nombres,
El coyoacanense torneo fut-9 nocturno de los viernes en La Fragata, al lado de la Casa Azul, tiene un atípico participante: La Santa Realidad FC (futbol en colectivo), el primer equipo conceptual del que se tenga registro.
La idea se les ocurrió a Luis Alberto González, Diego Morales y Rogelio Elizalde alguna madrugada de sábado —en septiembre de 2015— durante un trance extático inducido por el mezcal Santa Pedrera en un departamento de la San Miguel Chapultepec. Lo extraordinario del caso es que lograron convertir sus visiones en realidades: un equipo de futbol compuesto por miedos.
Convocaron a 11 amigos, inscribieron al equipo y en la parte de atrás de las playeras —que hizo Atlética con logo de estética masónica diseñado por Carolina Castañeda: ojo abierto dentro de un triángulo invertido—, en vez de nombres propios, le pidieron a cada jugador que eligieran su temor más grande.
Luis Alberto escogió “Barbarie”; Txomin, “Desencanto”; Mauricio, “Olvido”; Metzeri “Angustia”, y cuando Adrián escogió “Muerte”, se lo prohibieron bajo el argumento: “¿Si nuestro rival logra vencer a la muerte, qué caso tendrá seguir jugando?”
Cada encuentro de la Santa Realidad es una metáfora de estar vivo. El cineasta Francisco Alejandro Ruiz graba los partidos. La idea es documentar cómo, para vencer a La Santa Realidad, el rival debe quitarle el balón al “Artificio”, superar a la “Maldad”, correr más rápido que la “Mediocridad”, dejar atrás al “Fracaso”, gambetear a la “Deuda” y meterle gol a la “Indecisión”, que es el portero.
Y en estos videos pueden verse cosas extrañas: un defensa contrario que va a jugar crudo contra La Santa Realidad se encuentra con que debe marcar a dos delanteros que se llaman “Vicio” y “Cansancio”, y poco a poco esas palabras se van filtrando en su inconsciente vicioso y cansado hasta derribarlo.
La Santa Realidad fue eliminada en semifinales el viernes 8 de junio por el Liverpool. Un partido ríspido y trabado, bajo la lluvia, a las 10 de la noche, de pocos espacios y atmósfera tensa que terminó 1-2.