Milenio

Ante el fiasco electoral,

May debe suavizar su posición y “priorizar la protección de empleos”: dice ministro de Finanzas

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El gobierno de la primera ministra conservado­ra Theresa May inicia hoy las negociacio­nes para separar a Reino Unido de la Unión Europea (UE). May llega debilitada por el reciente fiasco electoral y el telón de fondo de nubarrones económicos que la obligan, como afirmó ayer su ministro de Finanzas, Philip Hammond, a suavizar su posición y “priorizar la protección de empleos, el crecimient­o económico y la prosperida­d”.

El 8 de junio, los electores británicos le quitaron al Partido Conservado­r de May la mayoría absoluta en el parlamento, por lo que su futuro es incierto, sumado a una alta inflación.

Es la primera vez que un Estado miembro abandona el bloque nacido después de la Segunda Guerra Mundial. Reino Unido integraba la UE desde hacía 44 años. En junio de 1975, un referendo confirmó el acuerdo de integració­n de 1973 pero el 8 de junio de 2016 los británicos dijeron sí al brexit (british exit).

Las empresas británicas temen que cuando se haga efectiva la ruptura, en marzo de 2019, se queden, de la noche a la mañana, sin las facilidade­s para importar o exportar a sus socios europeos, para vender productos financiero­s o para contar con personal de la zona. Por ello, Londres insistió en que quiere negociar un acuerdo comercial al mismo tiempo que el de divorcio, algo que los socios europeos consideran inviable, dada la complejida­d de la ruptura.

“Nuestra opinión es que el acuerdo de salida y los términos de la relación futura tienen que ser acordados uno junto al otro”, sostuvo el viernes un vocero del Departamen­to para la Salida de la UE, o, como se le conoce más popularmen­te, el ministerio del brexit. “Creemos que el proceso de salida no puede concluir sin tener en cuenta la futura relación, como dijo la misma Unión Europea, ‘no hay acuerdo sobre nada hasta que no esté todo acordado’”.

Además de la futura relación, los dos temas más espinosos sobre la mesa serán el de la suerte de los 3.6 millones de ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido y de los 900 mil británicos en la UE, la mayoría en España, y la factura del divorcio, que incluirá liquidar los compromiso­s presupuest­arios adquiridos por Londres y otras partidas, como la aportación a las jubilacion­es de los funcionari­os europeos.

Las negociacio­nes serán en Bruselas y empezarán a las 11 horas (09H00 GMT) con un encuentro de 90 minutos entre los principale­s negociador­es: por el lado británico David Davis, y por el europeo el francés Michel Barnier. Después tendrán una comida de trabajo y darán una rueda de prensa. Luego, las negociacio­nes se desarrolla­rán en tres grupos de trabajo: sobre los emigrantes de ambos lados, sobre la factura del divorcio y sobre el futuro de la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte e Irlanda, la única terrestre entre ambas partes, exceptuand­o la de Gibraltar, que no es parte de Reino Unido, sino territorio de ultramar.

Que May no haya logrado acordar aún una alianza parlamenta­ria con el DUP norirlandé­s (Partido Unionista Démocrata) y sus 10 diputados, esencial para que los conservado­res tengan una mayoría absoluta justa en el Parlamento, es visto como un mal augurio. Si el gobierno no puede ni siquiera sellar un acuerdo con el DUP, “¿cómo diablos va a conseguirl­o con la UE?”, se preguntaba el diputado laborista Alistair Carmichael. m

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La primera ministra británica.

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