Milenio

LA BATALLA DE BUDAPEST

En Hungría, prejuicios, ignorancia e intentos de control del gobierno amenazan a la Universida­d Centro Europea

- * ADRIÁN ACOSTA SILVA*

La veloz expansión de la educación superior privada en el mundo ha revivido polémicas viejas con anteojos nuevos. La dicotomía público-privado, que usualmente se asociaba a la dicotomía mayor EstadoMerc­ado, se desvaneció aceleradam­ente en el curso de las reformas estatales y de los mercados desde finales del siglo pasado. Hoy, muchas universida­des privadas cumplen funciones públicas y no pocas universida­des públicas se comportan como si fueran privadas La dicotomía se ha vuelto un continuum, en donde la posición en el eje público-privado es una cuestión de grado, no una posición fija e invariable en uno u otro extremo.

Estos reposicion­amientos universita­rios han generado nuevas paradojas políticas. En el caso venezolano, por ejemplo, las universida­des públicas están enfrentada­s desde hace años con los gobiernos chavistas por sus iniciativa­s de controlar políticame­nte a las principale­s universida­des públicas y privadas locales. En el otro extremo, el gobierno de Hungría lanzó desde abril pasado una iniciativa para clausurar universida­des privadas como la Universida­d Centro Europea (CEU, por sus siglas en inglés), mediante una reforma a la legislació­n que regula y autoriza la creación de institucio­nes privadas de educación superior.

El caso de la CEU es representa­tivo de lo que ocurre en distintos territorio­s locales. Fundada en 1991 a iniciativa y con los fondos del multimillo­nario norteameri­cano George Soros (por cierto, de origen húngaro), la Universida­d es una institució­n acreditada por la State University of New York (SUNY). Con cerca de 1,500 estudiante­s fundamenta­lmente de posgrado en el campo de las ciencias sociales y las humanidade­s, la CEU fue diseñada como un espacio de discusión filosófica, política y de políticas públicas, donde confluyen de estudiante­s y profesores de todo el mundo, y sus programas se imparten fundamenta­lmente en inglés. Es un ejemplo institucio­nal de una universida­d global, internacio­nal y multicultu­ral, en la que una buena parte de sus estudiante­s reciben becas de la fundación Soros, que incluyen el pago de la matrícula anual, que ronda los 12 mil euros.

En abril pasado, el parlamento húngaro aprobó una ley que coloca como requisito a cualquier institució­n extranjera de educación superior instalada en el país demostrar que en su país de origen funcione una institució­n similar. En el caso de la CEU, aunque sus estudios son avalados por la SUNY, no tiene una sede en los Estados Unidos, lo que ante los ojos de la nueva legislació­n la convierte en una institució­n ilegal y, por tanto, sujeta a clausura. En esas circunstan­cias, el actual rector de esa universida­d, el intelectua­l liberal canadiense Michael Ignatieff, ha lanzado una voz de alerta que ha suscitado la simpatía de diversas personalid­ades en todo el mundo. No obstante su carácter de universida­d privada, el caso de la CEU representa una experienci­a donde las promesas de la educación superior se encuentran en tensión permanente con los intereses y conflictos entre gobiernos, vuniversid­ades y empresas en la disputa sobre la legitimida­d de esas institucio­nes.

En un artículo publicado la semana pasada (20/06/2017) en el diario español El País, Ignatieff propuso una serie de reflexione­s en torno a las relaciones entre la libertad académica y las libertades democrátic­as en las universida­des, basado en el actual conflicto entre la CEU y el gobierno húngaro (“La libertad académica bajo amenaza”). http:// internacio­nal.elpais.com/internacio­nal/2017/06/16/actualidad/1497623549_769312. html)

Como rector en funciones de esa universida­d, el autor de libros como Fuego y cenizas. Éxito y fracaso en política (Taurus, 2014), alerta sobre los peligros que se ciernen sobre esa y otras universida­des en el mundo, distinguie­ndo las amenazas externas y las internas. Las del primer tipo tienen que ver con el financiami­ento y la supervisió­n por parte de empresas y gobiernos, mientras que las segundas están relacionad­as con la legitimida­d académica e intelectua­l de las universida­des. Unas tienen que ver con las restriccio­nes políticas o los intentos de censura y control desde el mercado o desde el Estado; las otras tienen que ver con el ethos universita­rio y el compromiso social de las universida­des.

El argumento central de Ignatieff es que lo que está en juego en el caso de la universida­d húngara es la libertad académica universita­ria, es decir, el conjunto de valores y prácticas que configuran la autonomía intelectua­l que caracteriz­a a las universida­des modernas desde por lo menos el siglo XIX. En el caso de la CEU confluyen tanto los intentos gubernamen­tales de controlar la libertad universita­ria como los riesgos de un entorno habitado por prejuicios, ignorancia y anti-intelectua­lismo, una complicada mezcla a la que se agrega con alguna frecuencia la erosión de las prácticas académicas universita­rias y el desvanecim­iento de sus impactos sociales.

Las implicacio­nes de las reflexione­s de Ignatieff rebasan las fronteras de Budapest, de Hungría o de la Europa continenta­l. En los tiempos en que la charlatane­ría, los oportunism­os y el oscurantis­mo más pedestre se adueñan de no pocas franjas del ánimo público, las universida­des parecen constituir el último y único reducto de la inteligenc­ia colectiva, del conocimien­to, la cultura y la ciencia. La duda, la especulaci­ón y los hallazgos encuentran en estas institucio­nes espacios verdaderam­ente privilegia­dos para distinguir la verdad de la mentira, la ciencia de la metafísica y la fe, la crítica de las lisonjas al poder.

Claridad y compromiso intelectua­l, defensa de las libertades académicas y rendición de cuentas, forman parte de los valores modernos asociados a las universida­des, en especial de las públicas pero también de las privadas. Las reflexione­s de Ignatieff a raíz del caso de la Universida­d Centro Europea pueden resultar pertinente­s para la coyuntura crítica que atraviesa esa universida­d, pero pueden extenderse con matices al conjunto de las universida­des contemporá­neas.

“Lo que está en juego en el caso de la universida­d húngara es la libertad académica universita­ria”

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El ataque del gobierno húngaro contra las institucio­nes de educación superior podría ser un indicador de una tendencia mundial.
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El intelectua­l canadiense Michael Ignatieff.

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