Milenio

LA MUESTRA A LA QUE YA NO LLEGÓ

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El Indio José Clemente Orozco. Fue una expresión de rebeldía que lo erigió como la figura polémica de la Generación de la Ruptura.

El primer encuentro que Cuevas tuvo con Diego Rivera siempre lo conservó fresco en su memoria: “Ese primer encuentro fue cuando yo era niño. Nací en una fábrica de papel y de lápices que estaba en el Callejón del Triunfo, de la que mi abuelo era el administra­dor. En una ocasión hubo un conflicto con los trabajador­es que se pusieron en huelga; para brindarles su apoyo se presentó Diego Rivera acompañado de Vicente Lombardo Toledano. “Yo estaba ahí porque vivíamos en los altos de la fábrica, y escuché a mi abuelo decir que había llegado Rivera, y entonces bajé para verlo de cerca. Era muy alto, muy robusto, inmenso, ¡era un gigante! Lo saludé y él me miró desde arriba; yo tendría cuatro años o cinco, y recuerdo que le dije: ‘Maestro, cuando yo sea grande voy a ser como usted’”.

Cuevas contaba que Rivera se rió, sacó de la bolsa de su chaqueta un lápiz y se lo regaló diciéndole: “‘Cuando sepas dibujar, usa este lápiz de Diego Rivera’. Al irse yo empecé a dibujar con ese lápiz, imaginando que podría usarlo porque yo ya había descubiert­o mi vocación por el dibujo”, expresó en una entrevista para MILENIO.

Con el paso del tiempo Cuevas se enfrentó a Rivera y a los muralistas en varios textos. Recordó alguna vez: “Unos años después publiqué esos artículos sobre la pintura mexicana en un libro que se llamó Cuevario. Recordando el pasado no deja de asombrarme el valor que yo manifestab­a atacando a estos artistas que se considerab­an intocables. Mis artículos tuvieron como resultado que hubiera una crisis en la pintura nacionalis­ta

“Maestro, cuando yo sea grande voy a ser como usted”, le dijo de niño a Diego Rivera Siempre fue polémico hasta con su fecha de nacimiento: le gustaba jugar con su edad

o pintura indigenist­a que ellos hacían. Me asombra el valor que manifesté desde entonces y mi capacidad para despertar polémica a través de lo que escribía”.

Después, Cuevas relataba que se sumaron otros artistas de su generación: “Habíamos, conmigo a la cabeza, roto con la imposición plástica de artistas como Rivera y Siqueiros”.

Para mostrar su desacuerdo, en aquellos años propuso la realizació­n de su mural efímero, término que satirizaba las pretension­es de continuida­d del muralismo como movimiento. Lo realizó en la Zona Rosa, donde pintó una obra mural que le llevó varios días, y cuando finalmente la terminó, decidió romperla y expresó: “¡El muralismo no existe!”. José Luis Cuevas ya no llegó a la exposición que se estaba organizand­o en el museo que lleva su nombre, recinto que abrió sus puertas hace 25 años, con la presencia del entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari.

El artista ya no alcanzó a ver la muestra José Luis Cuevas y su colección a 25 años, que sería inaugurada esta semana. Para la celebració­n del cuarto de siglo de su espacio museístico se reunió una selección de obras pertenecie­ntes al acervo del propio museo, y se tomó como eje rector las propuestas de artistas latinoamer­icanos, pero con una reflexión alrededor de la labor de Cuevas como coleccioni­sta.

La Egoteca que se despliega en el Museo José Luis Cuevas era uno de los espacios preferidos del artista, pues exhibe sus retratos, autorretra­tos y fotografía­s.

Durante gran parte de su vida Cuevas se tomó fotografía­s, pues gustaba de jugar con su protagonis­mo y registrar cómo es que iba cambiando con el paso del tiempo, pero también gustaba de realizarse autorretra­tos como testimonio­s de su historia.

Guardaba con especial cariño y exhibía con orgullo los retratos que le hicieron grandes artistas como Juan Soriano, Raúl Anguiano, Naum B. Zenil, Rafael Cauduro, Vlady, Roberto Montenegro, Teodoro González y Carmen Parra.

En ese culto a su propia personalid­ad destacan las fotografía­s donde Cuevas aparece acompañado por personalid­ades del mundo intelectua­l y artístico como Juan Rulfo, Vicente Rojo, Luis Buñuel, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis.

En este universo de la imagen fotográfic­a destacan los trabajos de Walter Reuter, Daisy Ascher, Graciela Iturbide, Paulina Lavista y Héctor Herrera.

Aunque Cuevas ya no se tomaba fotos diariament­e, sí era una práctica que continuaba cultivando, y llegó a reunir más de mil imágenes tomadas hasta con el teléfono celular.

Cuevas siempre fue polémico hasta con su fecha de nacimiento, le gustaba jugar con su edad, y por eso se quitaba los años: decía que tenía 83 cuando en realidad tenía 86, como lo confirmó su hermano Alberto.

Al cierre de esta edición se informó que el cuerpo del artista será cremado en la Funeraria García López, y que en la tarde de hoy recibirá un homenaje en el Palacio de Bellas Artes. M

 ??  ?? El pintor, Emilio Fernández y Carlos Monsiváis.
El pintor, Emilio Fernández y Carlos Monsiváis.
 ??  ?? Con (contra) David Alfaro Siqueiros.
Con (contra) David Alfaro Siqueiros.

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