Simone Veil
El presidente Emmanuel Macron acaba de anunciar que los restos de Simone Veil serán inhumados en el Panteón, donde yacen las cenizas de algunos de los hombres más grandes de Francia: Voltaire, Rousseau, Dumas, Hugo, Zola, Jaurès, Malraux. Son hombres sobre todo, en efecto: 72 hombres… y solo tres mujeres. La primera mujer en ser inhumada en el Panteón fue Marie Curie en 1995, polaca de nacimiento, Premio Nobel de Química, seguida por Germaine Tillion y Genneviève de Gaulle-Anthonioz, luchadoras de la Resistencia, sobrevivientes del campo de concentración de Ravensbrück, inhumadas en 2014. Simone Veil recibirá también ese honor: una personalidad excepcional por los acontecimientos de la historia que vivió y por la manera en que ellos moldearon su personalidad, y también una de las personas más queridas y admiradas por sus compatriotas.
Simone Jacob nació en Niza, Francia, el 13 de julio de 1927. Creció en medio de una familia feliz, como lo muestran las fotografías. Terminó su bachillerato el día anterior a su arresto por los nazis, en 1944. Tenía 16 años. Su padre y su hermano fueron asesinados en Lituania. Ella misma fue deportada, con su madre y su hermana, al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. La madre falleció de tifoidea en Bergen-Belsen. Simone fue liberada el 15 de abril de 1945, junto con su hermana. Fue una de las sobrevivientes de un total de un millón y medio de niños judíos asesinados por los nazis. Ya grande, presidió la Fundación para la Memoria de la Shoah. Francia ha oscilado siempre entre dos mitos, el de la Resistencia y el de la Colaboración. Ambos son falsos. Como lo recuerda ella misma en sus memorias, Una vida, muchos franceses colaboraron con los nazis, pero gracias a la solidaridad de muchos otros, tres cuartas partes de los judíos que vivían en Francia sobrevivieron a la Shoah. En cambio, en otros países ocupados, como Holanda, menos de una quinta parte de los judíos pudo sobrevivir.
Al terminar la guerra, Simone concluyó sus estudios, contrajo matrimonio con su compañero de toda la vida, Antoine Veil. En el Ministerio de Justicia ayudó a mejorar las condiciones de los prisioneros, incluyendo a los algerinos detenidos en Francia. A los 46 años fue nombrada ministra de Salud por el presidente Valéry Giscard d’Estaing. Era la segunda mujer en ocupar una posición de gabinete en Francia. Veil promovió la ley que en 1975 despenalizó el aborto en su país, hasta las 10 semanas de embarazo. El comienzo de su célebre discurso ante la Asamblea Nacional es un ejemplo de convicción y mesura (ella jamás tuvo que levantar la voz para convencer): “Si hablo el día de hoy ante esta tribuna, ministra de la Salud y mujer, para proponer a los representantes de la nación una profunda modificación de la ley sobre el aborto, créanme que lo hago con un profundo sentimiento de humildad frente a la complejidad del problema y frente a la amplitud de resonancias que suscita en lo más íntimo de cada francés y cada francesa, y en plena conciencia de la gravedad de las responsabilidades que juntos vamos a asumir”.
Simone Veil presidió después el Parlamento Europeo (1979-1982). Fue de nuevo secretaria de Salud (19931995); fue parte del Consejo Constitucional, la más alta autoridad constitucional en Francia (1998-2007); fue elegida a la Academia Francesa (2008). Murió en París a los 89 años, después de una vida larga y plena. M *Investigador de la UNAM (Cialc)