Huachicolandia…
El huachicoleo ya se extendió a nuevas regiones de Puebla y Tlaxcala. Se consolidó en Tabasco, Veracruz, Hidalgo, Guanajuato y Tamaulipas. Es la metástasis de un tumor maligno que crece e invade zonas del país, matando el tejido social.
Si el narcotráfico tardó 60 años para convertirse en un gran problema de seguridad pública, al huachicoleo le ha tomado menos de una década.
Mientras el narco tradicional recluta solo delincuentes dispuestos a todo, los huachicoleros incorporan al delito a familias y comunidades enteras.
Los huachicoleros de a pie —antiguos campesinos, artesanos o desempleados— esgrimen como pretextos para su actividad ilegal los bajos salarios, la falta de oportunidades y la corrupción generalizada. Afirman que solo se apropian de lo que siempre se dijo que era suyo:
Hasta ahora, el gobierno federal y los locales han volteado para otro lado ante esta creciente patología social. Pemex simula perseguir, pero ya ha decidido trasladar el costo del robo —20 mil millones de pesos anuales— a las pérdidas de la empresa que pagamos todos con el
Así, mientras los gobiernos son rebasados, miles de jóvenes se incorporan a esta lucrativa actividad, engrosando las filas del bandidaje.
Como en el caso del narco, todas las estrategias para acabar con el huachicoleo han fracasado. Es hora de refrescar la imaginación para buscar otra solución.
Una de ellas, es explorar la posibilidad de convencer a las comunidades involucradas en ser parte de la solución. Convirtiendo el costo actual del robo en dinero legal para pagar salarios de nuevos empleos en las mismas comunidades. Transformando en garantes del tránsito de combustible a los actuales transgresores de la ley.
No se trataría, desde luego, de autorizar vigilantes armados, sino solo supervisores dotados de tecnología para que informen a la policía cuando detecten actividades ilegales.
En Colombia, país que se menciona como ejemplo para la solución de problemas similares, se ha utilizado recientemente la amnistía y el perdón para reinsertar guerrilleros de las FARC a la legalidad.
¿Por qué aquí no se analiza una estrategia similar con los huachicoleros?
¿Cuántos muertos más necesitamos para aprender y evolucionar? M