Violencia en las universidades ¿novedad?
Desde luego que no es ninguna novedad el fenómeno de la violencia en las Instituciones de Educación Superior (IES), la cuestión es que la crisis societal que vivimos actualmente está exacerbada por el fracaso del gobierno mexicano en su esfuerzo por garantizar los mínimos de la seguridad pública que requiere la integridad de los ciudadanos. Bueno, en realidad nunca lo ha logrado y esto explica con mucho el conflicto que hoy vivimos a partir de la impunidad con que actúa el narcotráfico, el crimen organizado y ampones propiosv de la marginalidad social.
Si bien no nos queda más que reconocer la gravedad de la situación entre la que destaca el fracaso del gobierno mexicano para promover un sistema social mínimamente digno, habremos de preguntarnos qué lugar toca a las universidades públicas dentro de tal calificación. Pues como han insistido varios especialistas de este suplemento Campus, las universidades son parte de las instituciones que dan forma al Estado. Así que debiéramos tener claro, hasta qué grado permea la compleja crisis política, económica y cultural a las IES, y si esto limita sus posibilidades para cumplir con el cometido social que le corresponde en toda sociedad occidental. Lo cual hace imposible considerar siquiera, la posibilidad que las universidades públicas se mantengan cuasi inmaculadas ante la grave descomposición política, ideológica e institucional por la que atraviesa nuestro sistema social.
Ante tal pregunta es que desde 2010, iniciamos en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) un proyecto de investigación apoyado por el CONACYT que en su primera etapa se denominó Estudios comparativos sobre género. Educación, trabajo y violencia entre hombres y mujeres; y en la segunda: Estudios comparativos sobre la violencia en las universidades públicas.
Desde el inicio del proyecto subrayamos que la sociedad difícilmente consideraba la crisis o, al menos, el aletargamiento de las IES dada la tendencia a idealizar la imagen de las universidades a través del discurso de los funcionarios públicos, ya sea del poder federal, estatal y hasta municipal; o mediante lo que simboliza para la sociedad mexicana el hecho que algún miembro de su familia tenga el privilegio de acceder a una carrera profesional.
La segunda pregunta que guía a la fecha este esfuerzo colectivo, es cuestionar sí las universidades públicas están haciendo y/o pueden hacer algo para resolver el fenómeno de la violencia que hoy no deja libre de ello a espacio social alguno. Desde el espacio público, el mercado de trabajo, hasta el familiar.
No obstante, tal tipo de cuestionamiento no puede ser planteado a los funcionarios gubernamentales quienes acompañan muchos eventos institucionales, sobre todo cuando se hacen los nombramientos de altos funcionarios o los investigadores de las universidades obtienen algún reconocimiento; llenándose la boca y dando rienda suelta en su precario discurso para alabar a las universidades que, finalmente, les permite hablar públicamente de los valores éticos y humanos, la ciencia el desarrollo y la solución de los problemas que acechan a la nación.
Tampoco a los funcionarios responsables de la gestión universitaria, quienes como sostenemos a partir de nuestros hallazgos de nuestras investigaciones, se encuentran más preocupados por su futuro personal que el de la nación a la cual debieran servir las IES. Quedan inmersos en las luchas de poder que acontecen en las universidades a las que pertenecen, como también, en su momento, han destacado varios especialistas de Campus. O en el peor de los casos, continúan haciendo caso omiso a la urgencia de resolver el problema de la violencia, se limitan a hacer declaraciones públicas, firman todos los convenios relacionados de una u otra forma con atender el problema, hasta crean las figuras relativas a la defensa de los derechos de los universitarios (proyectos que han demostrado ya su fracaso o sus profundas limitaciones) y/o la figura de equidad y género, atendiendo las tendencias de los países de democracias avanzadas, simulando con ello la atención que dan al progresivo fenómeno de la violencia.
La cuestión es que hacerse institucionalmente tal pregunta, si las IES atienden o están en condiciones de hacer algo para resolver este problemas social que nos aqueja desde las dos últimas décadas del siglo pasado; requiere de un gran valor ético y por ello de la voluntad política para realizar una comprometida autocrítica. Un proceso de carácter interno pues las universidades públicas son receptáculo de la capacidad intelectual, capital cultural al que se refiere Bourdieu, necesario para garantizar que las universidades tengan la capacidad de cambio y colocarse en la punta de lanza para impulsar la solución de los problemas mas urgentes.
Es decir, si las IES mexicanas reconocen su desfasamiento, su crisis institucional que la descubre inerte ante los progresivos acontecimientos, como para definir una estrategia que obligue a la acción inmediata para generar las condiciones que le permitan explotar el total de sus capacidades, las correspondientes al capital cultural que nos referíamos, y comenzar el primer escalón de un largo y sinuoso camino. Pues el problema de la violencia como la que vive nuestro país, no se resuelve en los 15 minutos que esperan los políticos. Se trata de comenzar…sí, de comenzar a construir el primer escalón dado el fracaso de la política policiaca-militar del gobierno mexicano.
Así que nuestra propuesta ha apuntado hacia un diagnóstico institucional sobre las formas de violencia que se reproducen en las IES, y de ahí, definir las acciones que permitan explotar los verdaderos potenciales de las universidades, sobre todo públicas, para iniciar un proceso de intervención en el entorno al que se deben. Para ello, las comunidades universitarias tendrán que pasar sobre los intereses personales y de grupo que han impedido el desarrollo de proyectos que ya avanzan en ese sentido.
Por nuestra parte venimos publicando sobre el tema de la violencia en las universidades públicas, en revistas especializadas de excelente difusión, además de los siguientes libros. de Rosalía Carrillo Meráz (2015) Violencia en las universidades públicas. El caso de la UAM; el de mi autoría: ( 2016) Otra mirada a las universidades públicas. Violencia entre hombres y mujeres, y estamos preparando el libro Violencias comparadas en universidades públicas, cuyos resultados esperamos compartir con ustedes en este especializado y prestigiado espacio editorial.