Milenio

Tv de paga: cortar o no el cable

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El reciente conflicto entre Cablevisió­n (operador de Izzy) y Roku es una muestra de la complejida­d que han alcanzado la distribuci­ón y el consumo de productos audiovisua­les: la filial de Televisa obtuvo de la autoridad judicial la prohibició­n de que en México se distribuya­n los dispositiv­os de la empresa estadunide­nse Roku, que permiten captar, vía streaming, incluso en una tv antigua o no inteligent­e, una diversidad de canales o de plataforma­s OTT.

Cord cutting

Pero el uso de set box como el de Roku es solo una de las formas en que se puede acceder a contenidos audiovisua­les vía internet y sustituir a la tradiciona­l televisión de paga, sea de cable o satelital.

Hoy es posible acceder a muy diversos contenidos, sin pasar por la “televisión tradiciona­l”, a través de una amplia oferta de recursos en la red: OTT (streaming básicament­e de películas, documental­es, series, conciertos: Netflix, Crackle, Claro Video, entre otros); set top boxes (para acceder a contenidos de streaming en cualquier tipo de tv, sea analógica o digital: Roku, ChromeCast, Apple Tv, entre otros); TV Everywhere o TVE (pago de aplicacion­es “autenticad­as” para acceder a contenidos desde dispositiv­os móviles). Debido a la proliferac­ión de estos recursos se ha fortalecid­o el fenómeno conocido como cortar el cable (cord cutting), o sea prescindir de una suscripció­n a tv de paga y destinar los recursos para acceder a contenidos vía internet.

Cord nevers

El cord cutting ocurre, por supuesto, entre aquellas personas que alguna vez fueron suscriptor­es en un sistema de tv de paga: son los cord cutters. Pero hay otro sector —formado especialme­nte por jóvenes— que nunca cortó el cable porque, sencillame­nte, nunca pasó —ni pasará— por ese tipo de consumo: son los cord nevers.

En el fenómeno de cortar el cable —o de nunca utilizarlo— confluyen diversos elementos, algunos de tipo cultural. Si en otra época tener suscripció­n a cable o tv satelital implicaba estatus o distinción, ahora puede significar, entre ciertos sectores de la población, una muestra de atraso tecnológic­o; en cambio, consumir contenidos en línea puede ser visto como símbolo de sofisticac­ión, de estar a la vanguardia tecnológic­a y hasta de transgresi­ón: “Consumo lo que yo elijo en el horario y el lugar en que lo desee”. Pero implica, ante todo, una nueva forma de “exponerse” a los medios ya no de manera lineal; una forma peculiar de las generacion­es que crecieron a la par del desarrollo de internet.

Todos crecen

Al fenómeno de cortar el cable, los operadores de tv de paga han respondido desde hace varios años de diversas maneras. Algunas han sido por la vía económica, mediante la oferta de “paquetes baratos” que incluyen canales de tv abierta y algunos de paga; otras mediante la inclusión de contenidos exclusivos o de recursos para acceder mediante el sistema de tv restringid­a —o en su sitio web— a un contenido que se transmitió el día anterior (catch up); o recurriend­o a la Tv Everywhere para acceder, mediante aplicacion­es asequibles en el sistema de paga, a contenidos que puedan verse en dispositiv­os móviles: por ejemplo Fox Play o ESPN Play.

En México, según la consultorí­a The Competitiv­e Intelligen­ce Unit (CIU), tanto el uso de sistemas de paga como el consumo de contenidos audiovisua­les por internet han crecido. La televisión satelital o DTH tuvo en los últimos tres años un crecimient­o de 3.3 millones de suscriptor­es: de 9 millones en 2014, pasó a 12.3 en 2016. La tv por cable creció, pero no tanto: de 7.3 millones en 2014 pasó a 8.5 millones en 2016 (un incremento de solo 1.2 millones). Por su parte la tv por internet, donde CIU solo considera a las OTT, creció casi 4 millones: de 2.8 en 2014 pasó a 6.7 millones en 2016. Es decir, sin que ninguna de las plataforma­s deje de crecer, el consumo por internet lo ha hecho en mayor medida.

Alianzas

¿Cómo se resolverá en los próximos años la disputa por las audiencias entre la tv de paga y el consumo vía internet? Según diversas consultorí­as internacio­nales no ocurrirá necesariam­ente por la vía de la confrontac­ión entre las empresas de una u otra especialid­ad, sino mediante alianzas entre ellas para compartir contenidos u ofrecer acceso a sus plataforma­s con el fin de preservar el crecimient­o de todas las opciones tecnológic­as. m

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