HOMOFOBIA, FUTBOL Y DOBLE MORAL
Peyorativa, insultante y malsonante, la palabra puto no tiene necesariamente en la neolengua connotaciones homofóbica
Desde el punto de vista lingüístico, el epíteto “puto” no tiene necesariamente una connotación sexual. Es, sin duda, peyorativo, ofensivo, malsonante, insultante, pero no siempre homófobo. Obedece a deseducación e incultura y, en muchos casos, a machismo, pariente, eso sí, de la homofobia que es un problema de insensibilidad, irrespeto, falta de inteligencia y ausencia de empatía, como consecuencia de la deseducación y la incultura.
Analicemos el tema del léxico histórico y literario, más allá de prejuicios y predecibles conceptos ideológicos. En el capítulo decimotercero de la segunda parte del Quijote, Sancho Panza, escudero de don Quijote, mantiene conversación con el escudero del Caballero del Bosque, en tanto que éste y don Quijote hablan, aparte, de temas propios de caballeros andantes. Entrados en asuntos personales, refiere el escudero del Caballero del Bosque que él se ha propuesto dejar las borracherías (desatinos, disparates,extravagancias)delaescudería y retirarse a su aldea para criar a sus tres hijitos. Sancho encuentra la oportunidad de hablar de su prole y afirma: “Dos tengo yo, que se pueden presentar al Papa en persona, especialmente una muchacha a quien crío para condesa, si Dios fuere servido, aunque a pesar de su madre”. Pregunta entonces el interlocutor la edad de esa hija, y Sancho responde: “Quince años, dos más a menos, peroestangrandecomounalanza,ytan frescacomounamañanadeabril,ytiene la fuerza de un ganapán”.
Al escuchar esto, el escudero del Caballero del Bosque comenta y exclama: “Partes son ésas no sólo para ser condesa, sino para ser ninfa del verde bosque. ¡Oh hideputa, puta, y qué rejo debe de tener la bellaca!”. A lo cual Sancho responde irritado: “Ni ella es puta, ni lo fue su madre, ni lo será ninguna de las dos, Dios quiriendo, mientras yo viviere. Y háblese más comedidamente,que,parahabersecriadovuesa merced entre caballeros andantes, que sonmesmacortesía,nomeparecenmuy concertadas esas palabras”. A lo cual replica el interlocutor con vehemencia: “¡Oh, qué mal se le entiende a vuesa merced de achaque de alabanzas, señor escudero! ¿Cómo y no sabe que cuando algún caballero da una buena lanzada al toro en la plaza, o cuando alguna persona hace alguna cosa bien hecha, suele decir el vulgo: ‘¡Oh hideputa, puto, y qué bien lo ha hecho!’? Y aquello que parece vituperio, en aquel término, es alabanza notable; y renegad vos, señor, de los hijos o hijas que no hacen obras que merezcan se les den a sus padres loores semejantes”.
Habiendo comprendido Sancho la explicación, corrige de inmediato: “Sí reniego, y dese modo y por esa misma razón podría echar vuestra merced a mí y hijos y a mi mujer toda una putería encima, porque todo cuanto hacen y dicen son estremos dignos de semejantes alabanzas”. Casi al final de la conversación, el interlocutor pone en las manos de Sancho una bota de vino; éste luego de darle un largo trago mira las estrellas, suspira y exclama: “¡Oh dideputa bellaco!” A lo cual el escudero del Caballero del Bosque responde: “¿Veis ahí cómo habéis alabado este vino llamándole hideputa?”.
El gran estudioso español de los Siglos de Oro Florencio Sevilla Arroyo anota que, en el antiguo refranero español, las expresiones con función interjectiva “¡hideputa puto! e “¡hideputa puta!” se usan “encareciendo y alabando en bien o en mal”. A fin de entender, dos preguntas se imponen: ¿Tiene, siempre, el término “puta” sinonimia con el término “prostituta”?; ¿tiene, siempre, el término “puto” una connotación de discriminación sexual, esto es de homofobia, con equivalencia de “homosexual”? Definitivamente, no. Son sin duda palabras malsonantes y ofensivas, peyorativas, injuriosas, pero no siempre el femenino posee equivalencia con “prostituta” ni siempre el masculino es sinónimo de “homosexual”.
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) admite que el término “puto” (con su femenino y sus plurales) no tiene necesariamente una connotación sexual. Mucho más evidente y discriminatoria es la connotación sexual de los términos “bujarrón”, “marica”, “maricón”, “mariquita”, “joto”, “choto”, “puñal”, y un amplio etcétera, para referirse con escarnio y agresión, al homosexual varón, al gay, que el término “puto” que muchas veces es, desde hace tiempo, en nuestro idioma, una expresión vulgar de carácter interjectivo (parecido a fucking!, en inglés; ¡porca miseria!, en italiano, y “¡hostias!”, “¡mierda!” y “¡puta madre!”, en español), para contextualizar el malestar o el fastidio ante algo, como
el puto taxi, el puto libro, el puto futbol, el puto frío, el puto reguetón, la puta puerta, la puta lluvia, el puto calor, el puto perro, el puto coche, el puto trabajo, el puto jefe y así hasta el infinito.
En esta función interjectiva su gemelo es el adjetivo “jodido”, igualmente vulgar y malsonante y que sirve para expresar fastidio, enfado e irritación, como en el jodido taxi, el jodido libro, el jodido futbol, el jodido frío, el jodido reguetón, la jodida puerta, la jodida lluvia, el jodido calor, el jodido perro, el jodido coche, el jodido trabajo, el jodido jefe, etcétera. Ejemplos: ¡Ya no soporto este puto calor!; ¡Con esta puta lluvia, y no encuentro ni un jodido taxi!; Por las prisas me golpeé con la puta puerta, y todo por llevar a caminar al jodidoperro.Y,menoshipotéticamente, en declaraciones que pueden consultarseenlahemerotecayeninternet:¡No piensopagarporeseputomuro!:Vicente Fox. Y cuando Donald Trump le exigió a Fox que se disculpara por el término utilizado, el ex presidente de México respondió: ¡México no va a pagar por ese jodido muro!
Se podría argumentar que, en estos casos, no cabe la duda porque se trata de ejemplos con cosas o animales. Pero tambiénhayejemplosconpersonas,yen ningúnmomentosebusca,conellos,discriminar o humillar al sujeto por razón de sexo. Por ejemplo, a propósito de la rivalidad entre José Mourinho y Josep Guardiola, ambos entrenadores de futbol, el segundo declaró a la prensa española en relación con el primero: “Como él me ha tuteado, yo también lovoyahacer.Mañananosenfrentamos en el campo; fuera del campo ya me ha ganado. Le regalo su Champions particularfueradelcampo,queladisfruteyse la lleve a casa. En esta sala [de prensa] él es el puto jefe, el puto amo, y no quiero competir en ningún instante”.
No quiso decir Guardiola que Mourinho fuese gay u homosexual. Las expresiones coloquiales “el puto jefe” y “el puto amo” tienen carácter interjectivo de fastidio. Por ejemplo, un internauta español escribe: “¡Rajoy no es el puto dueño de este país!”. Muy diferente es, en función de su preferencia sexual, denigrar, vituperar, humillar a una persona, y especialmente a un homosexual, espetándole: ¡Eres un marica! Esto en el caso de que se trate de un homosexual, pero también, en otro contexto, esa misma expresión (dirigida lo mismo a un homosexual que a un heterosexual) equivale a ¡Eres un cobarde!
El idioma español es rico en inflexiones, formas, intenciones e intensidades expresivas. Los clásicos lo sabían: el agravio no está necesariamente en las palabras, sino en la intención al expresar
esas palabras. No es nada más lo que se dice, sino cómo se dice. En el DRAE, el adjetivo “puto”, cuya etimología es el latín putus, que significa “niño”, tiene las siguientes acepciones malsonantes: “Úsase como calificación denigratoria:
Me quedé en la puta calle; úsase como antífrasis, para ponderar: Ha vuelto a
ganar. ¡Qué puta suerte tiene!; úsase para enfatizar la ausencia o la escasez de algo: No tengo un puto duro.” El DRAE, sinembargo,noincluyelaacepciónadjetivalmáscomúndeltérmino“puto”,que es, sin duda, “cobarde” y sus sinónimos vulgares: miedoso, temeroso, apocado, medroso, pendejo, cagón, gallina, culero, pusilánime, etcétera, como cuando alguien no se atreve a hacer algo arriesgado o atrevido y un interlocutor lo “anima” diciéndole: ¡Aviéntate,
lánzate, no seas puto! Más allá de que no sea un elogio, ninguna connotación de denigración sexual tiene este uso del adjetivo “puto”. Su sentido es malsonante y vulgar, pero se refiere a cobardía. Por ejemplo, en México, alguien machista y violento, que reta a otro, le espeta y le esputa: ¡Órale, pinche puto, éntrale, aquí está tu padre!