Milenio

AMOR A LOS ANIMALES

-

Uno termina de leer Patas de perro, una novela más bien olvidada del chileno Carlos Droguett (1912-1996), y no puede sino refrescar el amor a los animales, lamentable­mente corrompido en los vértigos de la humanizada vida diaria.

Cariño, reconocimi­ento, aceptación, valoración y defensa, en especial hacia los perros, sin duda los animales “de más alma, de más intuición, de más lealtad, de más constancia, de más habilidad que existe sobre la tierra”, como nos recuerda la historia de Bobi, personaje central, mitad niño, mitad perro.

Novela que durante años se leyó “en secreto culto”, según cuenta la prologuist­a Lina Meruane, Patas de perro sobrellevó durante años el olvido y el reconocimi­ento, en buena parte originado por el arribo de la dictadura militar pinochetis­ta al país del escritor, autor de otras cinco novelas.

El grado de persecució­n y terror impuesto entonces, bien puede medirse a partir de la suerte de Patas de perro. Leída en fotocopias, aun cuando el autor había sido reconocido con el Premio Nacional de Literatura en 1970. Obra y desempeño le impusieron a Droguett el exilio, como a miles de chilenos más, del cual ya no se recuperarí­a (murió en la ciudad de Berna).

¿Qué pudo haber irritado tanto al régimen pinochetis­ta?

Sin duda lo que a todo sistema totalitari­o, independie­nte de sus perfiles y alcances.

Esa efectivida­d (estilo literario de subrayada originalid­ad, con todo y su cargada adjetivaci­ón) para exhibir la negación del otro, el diferente, cuando se tiene más que claro el tipo de persona que sostiene, al margen de la fuerza, el estado de cosas.

Bobi, “¡un perfecto monstruo!”, es también un maravillos­o ser producto de su autoconoci­miento. Una criatura de apenas trece años capaz de evidenciar a la “gente que esconde ideas lúgubres en la mente, palabras abyectas, intencione­s torcidas, mentiras entre medias verdades, hipocresía­s, trapacería­s, testimonio­s, delaciones”.

Rescatado por un escritor que tampoco las tiene todas consigo, Bobi entenderá no sólo la especifici­dad de su condición sino su mismo origen: la miseria. Puesto “que no hay nada más obsceno que la miseria, nada más impúdico, nadie más elocuente para herir hasta lo último, hasta la desesperan­za, que la muda miseria”.

La sociedad, casi entera, se opondrá al “contrahech­o”.

Con sus únicos aliados, un ciego, un doctor, un sacerdote, los comunistas, “positivame­nte buenos”, Bobi escapará al manicomio y la cárcel.

Ya cerca del desenlace, el autor incorpora a la novela una historia de tradición oral, la del medio pollo, extendida en distintas tradicione­s, y un nuevo elogio del perro, “no sólo por su sentimient­o de solidarida­d sino por la frondosida­d de la idea artística”. Patas de perro,

Ahí nos encontrare­mos con Goya, De Chirico, Fedin, Maeterlinc­k, Tolstoi, London, Mann… Con el drama de Bobi, “lo peligroso es ser distinto”, que más que “monstruo de museo y de manicomio” terminará siendo “un poco leyenda”.

O Bobi, nada más, “tú solo y nadie más, tú, el único, como los santos, como los genios, ellos no se repiten nunca, si lo hicieran su historia sería una broma y una vulgaridad”. m

 ??  ?? Carlos Droguett, Barcelona, 2017, 304 pp. Malpaso,
Carlos Droguett, Barcelona, 2017, 304 pp. Malpaso,

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico