Milenio

Saxofonist­a John Coltrane, un paraíso incendiari­o musical

Es tan importante que “aún suena dentro de nosotros como la libertad que buscamos, la expresión total de nuestras vidas”: Amiri Baraka

- FALLECIÓ HACE 50 AÑOS Xavier Quirarte/México

HImpressio­ns, ace medio siglo fallecía el saxofonist­a John Coltrane, uno de los pilares del jazz. El viernes 21 de julio de 1967, la iglesia luterana de St. Peter, en Nueva York, recibió más feligreses que de costumbre: alrededor de 700 personas estaban atentas a las palabras del reverendo John García Gensel, conocido como El Pastor del Jazz.

Desde lo alto del balcón de la iglesia el saxofonist­a Albert Ayler condujo a un grupo de amigos músicos que habían venido a decir adiós a un revolucion­ario. Dos veces dejó de tocar para lanzar dos gritos. Uno, dirían quienes se sintieron tocados por la reacción de Ayler, fue de tristeza; el otro, una expresión de júbilo.

Ornette Coleman se unió con su grupo al homenaje en un momento muy emotivo. El contrabaji­sta David Izenzon recordaría después: “Estábamos tocando ‘Holiday for a Graveyard’, Ornette y yo terminábam­os al unísono en una hermosa nota, mi bemol. De repente Ornette dejó de tocar, y por algún motivo, sostuve la nota. Luego, mientras despegaba el arco del contrabajo, vi que cerraban el féretro de John”.

El saxofonist­a nacido en Hamlet, Carolina del Norte el 23 de septiembre de 1926, había fallecido el 17 de julio de 1967. Con 40 años de edad, Coltrane había trabajado una década como líder de sus grupos cuando fue atacado por el cáncer en el hígado. Le bastaron 10 años para crear una obra extensa que le ganó un sitio de primera magnitud en el Partenón de la historia de la música.

Además de sus grandes dotes como improvisad­or —fraguado sobre todo en los grupos de Miles Davis y Thelonious Monk—, dotó a la música de un profundo valor espiritual. Frank Kofsky, autor de uno de los estudios más profundos sobre el músico escribió: “No soy una persona religiosa, pero John Coltrane fue un hombre al que “Extraño su espíritu...su acercamien­to innovador a la música. Era un genio”, dijo Miles Davis adoré como un santo e incluso como un dios”.

En su autobiogra­fía, Miles Davis recuerda lo que significó para él su desaparici­ón: “La muerte de Trane me hizo sentir realmente triste porque no solo era un músico hermoso y grande, era una persona amable y espiritual a la que yo amaba. Extraño su espíritu y su imaginació­n creativa y su acercamien­to innovador a la música. Era un genio”.

Obseso del sonido, cerraba los ojos y se dejaba ir en largas improvisac­iones que exasperaba­n a quienes no comprendía­n cómo podía tocar sin parar. El propio Miles se molestaba ante su empecinami­ento en ejecutar solos tan prolongado­s. “¿Por qué no tocas 27 coros en lugar de 28?” —le preguntó con sarcasmo en una ocasión—. “Me envuelvo en esta cosa y no sé cómo parar”, respondió el saxofonist­a, a lo que el trompetist­a replicó con otra pregunta: “¿Ya trataste de sacar el saxofón de tu boca?”.

Y esa obsesión musical, como escribió Amiri Baraka, es la que hace posible que John Coltrane no pierda su encanto, ni su presencia: “Todavía suena dentro de nosotros como la libertad que buscamos, la expresión total de nuestras vidas, como la expresión del alma, la enseñanza de que el paraíso incendiari­o de su música está dentro de nosotros para crear el mundo en el que vivimos”. m

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Foto para la portada del disco grabado en 1961.

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