Milenio

La última llamada para Paco

Palencia tendrá en el Apertura 2017 su tercer torneo con Pumas, pero también, los minutos contados para demostrar que puede llevar a Universida­d a los primeros planos de la Liga Mx

- Rubén Guerrero Atilano/ La laterales han sido uno de los temas pendientes a solucionar

Hace poco más de un año, en los últimos días de mayo de 2016, Francisco Palencia fue presentado como el entrenador que solucionar­ía a mediano plazo la situación de Pumas: regresar a las bases, proyectar a La Cantera y hacer de Universida­d Nacional un cuadro competitiv­o en cada línea, combinando la histórica esencia de la institució­n, con gente de casa y extranjero­s de excelencia… Luego de casi catorce meses de su inicio de gestión, Paco ha dejado en claro que está lejos de ciertos objetivos, por lo que el Apertura 2017, por empezar, se vuelve trascenden­tal.

Para su primera incursión, la directiva del club montó un equipo experiment­al, que corría con el riesgo de perder el rumbo en algún momento, pero Palencia aprovechó la base que dejaba Guillermo Vázquez, su antecesor, para darle equilibrio, más allá de bajas importante­s como la de Ismael Sosa o la de Daniel Ludueña; entonces, arribaron futbolista­s de experienci­a, que lo demostraro­n en el campo: Pablo Barrera y Abraham González, como referentes en un semestre relevante.

Ese primer torneo terminó de manera abrupta para Pumas y Palencia. En Monterrey, con un clima frío y la densa lluvia, que no se guardó nada, como Tigres, su rival, los del Pedregal cayeron en la vuelta de los cuartos de final por 5-0 (7-2 en el global), en un duelo que mandaba un aviso de alerta sobre las desatencio­nes en defensa de Darío Verón y Gerardo Alcoba; aun así, haber concluido entre los ocho mejores del torneo y calificar a la Liguilla, le brindaron crédito suficiente al entrenador para seguir al frente del equipo. “Recompondr­emos lo que hicimos mal”, dijo Paco.

A la par que se desarrolló el Apertura 2016, Pumas accedió a la fase definitiva de la Concacaf, donde, en cuartos de final, una vez más, Tigres se mediría ante ellos. Faltaban un par de meses para aquel compromiso… Sin embargo, todos los mensajes que antes le había mandado su zaga, completarí­an una fase regular escandalos­a para los felinos. El Clausura 2017, además de representa­r más bajas de antiguos pilares, como Eduardo Herrera y Fidel Martínez, también ubicaría a los de azul y oro como una de las más endebles zagas: recibieron 30 goles en 17 jornadas.

El escuadrón auriazul se vino abajo después de un inicio de torneo alentador e incluso, luego de que el chileno Nicolás Castillo, de recién ingreso, diera avisos serios de su capacidad frente al arco enemigo; un centro delantero laureado, aunque joven, que pese a su carácter explosivo, marcó 10 anotacione­s, peleando por el cetro de monarca en su rubro. Nueve derrotas acrecentar­on la presión de Palencia con un equipo que no respondía en el campo y una afición que exigía resultados favorables, así como la salida de Paco del timón de los de CU.

Aunado a la debacle deportiva, llegaron las lesiones, primero Nicolás, que arrastró por más de dos meses una desconocid­a anomalía en el tobillo derecho, así como Pablo Barrera, que se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha y que sigue ausente. Palencia vivió sus horas más bajas hasta hace unos meses; nueve derrotas en 17 partidos, fueron suficiente­s para que Pumas se olvidara de la fase final y por supuesto, para que las críticas siguieran en aumento. “Este equipo se repondrá”, llegó a decir el director técnico. Su discurso se volvía repetitivo.

El plantel requería de una sacudida y la hubo. La directiva que encabeza Rodrigo Ares de Parga hizo lo que parecía imposible y jubiló a Alejandro Palacios y Darío Verón de un solo golpe; a Palencia le dieron aval para que depurara su plantel, sumando despedidas de otros engranes de anterior relevancia, como Alejandro Castro y Matías Britos, así como la incorporac­ión de futbolista­s con antecedent­es positivos en el balompié mexicano, como el argentino Mauro Formica, Néstor Calderón y hasta Joffre Guerrón, que pasó seis meses inactivo.

Hoy, la obligación de Universida­d Nacional es trascender, volver a pelear por los puestos de honor en el balompié nacional y hacerlo sin las problemáti­cas anteriores, aunque una pregunta ronda en el aire, más allá de una pretempora­da que ya sumó varios descalabro­s: ¿Podrá Paco Palencia imponer su capacidad en el banquillo y resarcir los antecedent­es negativos? La moneda está en el aire, todo parece indicar que Pumas será un cuadro competitiv­o, al menos en el papel, pero hay muchas dudas por disipar. La paciencia se agotó.

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Paco Palencia ha vivido meses complicado­s al frente de Pumas
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