La biosfera El Triunfo hay 25 concesiones que operan sin reglamento ni norma alguna y sus efectos han provocado graves problemas de salud entre los habitantes; no respetan el derecho a consulta de los pueblos afectados, revela un estudio de Impunidad Cero
En la reserva de
En la reserva de la biosfera El Triunfo, en Chiapas, hay 25 concesiones mineras que suman 240 mil hectáreas que superan el doble de la extensión territorial de la misma y que operan sin reglamento ni norma alguna, y sus efectos han provocado graves problemas de salud entre los habitantes de la región, además de que no respetan el derecho a consulta de los pueblos afectados por la explotación de las minas.
De acuerdo con una investigación realizada por Impunidad Cero, que encabeza Federico Reyes Heroles, la operación de las 25 concesiones se hace sin que la Secretaría de Economía (SE) especifique los criterios de su entrega, además de que tanto esa dependencia como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no publican la información correspondiente a los proyectos, los concesionarios, o las manifestaciones de impacto ambiental.
En la investigación de Ana Ávila para Impunidad Cero, titulada “Minería en México: impunidad, violaciones a derechos humanos, ecocidios y opacidad”, se revela que no hay supervisión de los organismos encargados de medir el impacto ambiental de los megaproyectos mineros en la zona.
Además, entre los efectos de la operación de las minas, hay consecuencias para la salud de los habitantes de la región que han presentado nuevas enfermedades asociadas con el consumo de agua contaminada.
Tampoco se respeta el derecho a consulta de los pueblos afectados por la exploración y explotación de minas. Cuando se realiza, se hace de forma deficiente o con información manipulada, violando los derechos de los afectados.
Impunidad Cero destaca en la investigación, que presentará el próximo miércoles pero que adelantó a MILENIO, que el sector minero se caracteriza por la falta de transparencia, la dificultad para encontrar información pública y de interés para las personas y la contradicción en los datos oficiales.
En 2015 se desató el conflicto contra las minas Cristina, Casas Viejas y El Bambú, localizadas a unos kilómetros del área natural protegida El Triunfo, Chiapas. Los pobladores de los ejidos que cubren los terrenos de explotación se dieron cuenta de que algunos tenían convenios con la minera y otros no; a unos les ofrecían una camioneta, a otros una renta, “dependía de la necesidad de la persona”, señaló Miguel Ángel Mijangos Leal, de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema).
Denunció que fueron casa por casa en el municipio de Acacoyagua para ver quiénes habían llegado a un acuerdo con los empresarios mineros y quiénes no. Pero las irregularidades empezaron a ventilarse cuando el daño estaba hecho. Después de meterse al agua de los ríos Cintalapa y Cacaluta, a los habitantes de Acacoyagua les salía un sarpullido en la piel que, con el tiempo, se convertía en llagas; además veían cómo los peces se morían. Las mujeres embarazadas parían bebés que nacían ya con heridas en la piel. El médico del municipio de Escuintla reportaba índices más altos de cáncer.
El problema que ocurre en Chiapas es solo una muestra de lo que sucede en muchas regiones del país, cuando a las comunidades que habitan dentro de una zona minera se les considera poco o parcialmente a la hora de explorar y explotar una región del territorio nacional.
No hay estudios toxicológicos ni un reconocimiento de las afectaciones por la extracción de titanio, por lo tanto, no hay un tratamiento adecuado para las enfermedades. El médico de Acacoyagua Juan Velázquez calcula que de 2005 a 2015 la tasa de muertes por cáncer subió de 7 a 22 por ciento.
“Los cánceres de todo tipo, pero principalmente de hígado se volvieron las primeras causas de muerte en la localidad”, declaró el médico a medios a finales de 2016.
La doctora Sandra Moreno Andrade, quien trabaja en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, explicó que no hay investigaciones científicas que den cuenta de lo que sucede en la región del Soconusco, a consecuencia de la contaminación de las minas. Incluso, añadió, se hizo una postulación de financiamiento con Conacyt para poder documentar y medir las afectaciones de contaminantes al agua, pero no se aprobó.
Acacoyagua está en la parte baja de un área natural protegida de 119 mil hectáreas de nombre El Triunfo, reserva donde se protegen dos ecosistemas: el bosque de niebla y la selva tropical húmeda, hábitats de más de 80 especies de aves y vertebrados en peligro de extinción.
Además hay 500 especies de vertebrados y tres mil especies de plantas vasculares, de acuerdo con el director del área natural protegida, Juan Carlos Castro.
De acuerdo con Impunidad Cero, durante el desarrollo de la investigación se encontró que en la reserva de El Triunfo hay 25 concesiones mineras, las cuales suman 240 mil 578 hectáreas, territorio que rebasa en 121 mil 401 hectáreas a la propia reserva de la biósfera, pues de acuerdo con la página oficial de las APNs, ésta tiene una extensión de 119 mil 177 hectáreas.
Los efectos de no proteger El Triunfo golpean a 400 mil personas, según Juan Carlos Castro, quien destacó que dentro de la reserva hay 29 ejidos, un bien comunal y cientos de propiedades privadas.
Las hay pequeñas y hasta de 200 hectáreas que son de cafetaleros alrededor de las zonas núcleo, según Juan Carlos Castro.
De acuerdo con el Panorama Minero de Chiapas, elaborado por la Dirección General de Minas que depende de la SE, en el estado hay 111 concesiones mineras (al 31 de enero de 2016), lo que equivale a 16 por ciento del territorio.
En México la industria minera aporta 3 por ciento del producto interno bruto (PIB) y 8.8 por ciento del PIB industrial.
Tan solo en Chiapas, de los municipios que conforman el área natural protegida, el de Escuintla es el que cuenta con más concesiones. Son seis en total y fueron otorgadas entre 2011 y 2013. Le sigue el municipio de Ángel Albino de Corzo, con cinco concesiones; Siltepec y Mapastepec, con cuatro, y Pijijiapan, La Concordia y Acacoyagua, con dos.
El Servicio Geológico Mexicano señala en el Anuario Estadístico de la Minería Mexicana que para el período de 2015 hubo un monto de 493.4 millones de dólares de inversión privada en actividades de exploración, misma que representa una disminución por cuarto año consecutivo, a partir de un monto de 798 millones que alcanzó en 2012.
Además, el PIB del sector minero no petrolero registró en 2014 una tasa de crecimiento anual del 1.8 por ciento, inferior a las tasas de crecimiento de los cuatro años anteriores, dato tomado del Inegi.
La investigación refirió que de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), los montos recaudados por concepto del Impuesto Sobre la Renta, el Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios ingresan a la Tesorería de la Federación y se distribuyen conforme a lo establecido en el Presupuesto de Egresos, y el resto de la legislación aplicable a las finanzas públicas, considerando la Ley de Coordinación Fiscal por lo que se refiere a la participación que corresponde a los Estados y Municipios.
Sin embargo, fue hasta 2015 cuando la SHCP publicó información desagregada que permite conocer el monto que por concepto de Impuesto Sobre la Renta proviene de la industria minera, que fue de 29 mil 497 millones de pesos contra los 33 mil 826 millones de 2014 y se integra a la bolsa general del presupuesto federal y no se les da un destino específico. M
“De 2005 a 2015 la tasa de muertes por cáncer subió de 7 a 22%”, señala médico de Acacoyagua