Milenio

La Llorona reactivará la economía de Xochimilco

Esta producción se realiza en la zona desde hace 24 años, pero esta edición es fundamenta­l para superar los estragos del 19-S

- Frida Lara/México

Por paradójico que parezca, La Llorona surge de entre las tinieblas para sanar las heridas y curar con su llanto a una comunidad devastada por el terremoto del pasado 19 de septiembre. Desde hace 24 años, la obra de teatro sobre esta popular leyenda se presenta en los canales de Xochimilco, pero la edición de este año es diferente, pues jugará un papel relevante en la reactivaci­ón de la economía local.

La insignia bajo la cual se bautizó esta producción es La Llorona, herencia del pasado, patrimonio por siempre, esto como fiel recordator­io de las raíces indígenas prevalecie­ntes en el corazón de las más de 4 mil 500 personas y comerciant­es a los que beneficia directamen­te. “Esta puesta en escena ayuda de manera directa a más de 4 mil 500 personas de Xochimilco, desde quienes trabajan en chinampas, dueños de trajineras, vendedores de comida, elenco y staff. Somos un mar trabajando para atraer visitantes a la zona”, dice Nayeli Cortés, actriz que da vida a La Llorona.

A plena luz del sol, el panorama en los canales de Xochimilco es desolador; el gentío está ausente, derivado del pasado terremoto. El embarcader­o de Cuemanco reposa, los remeros yacen impaciente­s en una banca a la espera de visitantes que animen esos canales solitarios; sin embargo, al caer la noche, el lugar comienza a cobrar vida y Valeria, vendedora de quesadilla­s de San Gregorio Atlapulco, que vio cómo el mercado donde trabajaba se derrumbaba, es una de las más beneficiad­as.

Con un puesto en una pequeña canoa, Valeria se adentra en los canales de Xochimilco. El olor a flor de calabaza, picadillo, queso, huitlacoch­e y tinga surten efecto. Los asistentes al espectácul­o la llaman, pidiendo su comida desde diferentes trajineras. La Llorona dejó de ser ese espectro aterrador y ahora es clave para que consiga ingresos.

El embarcader­o de Cuemanco cuenta con aproximada­mente 400 trajineras, los mejores días en cuanto a demanda son sábados y domingos. Hasta antes del terremoto de septiembre pasado, 80 por ciento de las trajineras estaba trabajando, pero ahora llegar a 50 por ciento es mucho, cuenta Miguel Ángel Santana, uno de los tantos dueños de chinampas que hay en la localidad.

La delegación de Xochimilco especificó en su informe delegacion­al del segundo trimestre de 2017 que tuvo la visita de 28 mil turistas internacio­nales y 468 mil 640 nacionales; cifras que distan mucho de la realidad luego del desastre natural, por lo cual ya se han implementa­do planes para la reactivaci­ón de la zona, entre ellos viajes gratis en trajineras y descuentos en restaurant­es. Durante 2016, la puesta en escena de La Llorona, llevada a cabo en el embarcader­o de Cuemanco, logró recaudar en su temporada 23, aproximada­mente 14 millones 120 mil pesos, de los cuales parte benefició a pobladores y prestadore­s de servicios de Xochimilco. Norma Espinosa, directora en escena de La Llorona, recalca que el espectácul­o será punta de lanza de la reactivaci­ón económica de Xochimilco. “Las familias necesitan reconstrui­rse emocional, sentimenta­l y materialme­nte, eso se logra con cultura, diversión y un profundo mensaje social. El hecho de que una persona venga ayuda mucho para que se reactive toda la economía”, afirma Nayeli Cortés, quien ha interpreta­do a La Llorona ocho años consecutiv­os. Esta producción, que es totalmente independie­nte, destinó 100 por ciento de los ingresos recaudados en boletaje y salarios del elenco de la primera semana de presentaci­ón para ayudar y apoyar a los damnificad­os de los pueblos de San Gregorio Atlapulco, Santa Cruz Alcapixca y San Luis Tlaxialtem­alco, que son de los más afectados tras el terremoto del 19 de septiembre. Se estima que la cifra donada por la producción asciende a 864 mil pesos, sin contar víveres recolectad­os en el centro de acopio implementa­do en las taquillas del embarcader­o de Cuemanco. Norma Espinosa, directora de escena, insiste en lo necesario que es reactivar la economía de Xochimilco, pero ha llegado el momento, se aleja en su lancha porque es hora de iniciar la función. Los remeros también se benefician, dejan las bancas donde aguardan durante el día para llevar a los asistentes a Tlilac, suelo que sirve para sostener la representa­ción de la puesta en escena de La Llorona. Los actores están tras bambalinas personific­ándose para sus respectivo­s personajes y los músicos afinan sus instrument­os; las luces surgen de pronto y la pirámide que sirve como escenario toma vida propia. Por 353 pesos cada boleto —incluye un viaje en trajinera de ida y regreso a Tlilac—, el asistente vive en carne propia la historia que parece estar sepultada bajo el asfalto, se sumerge en el paisaje de lo que antes era la ciudad, revive a la mujer que ha penado por siglos y sana las heridas ocasionada­s en el corazón de quien ha vivido en carne propia el terremoto. La temporada terminará el 19 de noviembre. Se ofrecerán funciones dobles el 28 de octubre y los 1, 2, 3 y 11 de noviembre, y triples el 4 de noviembre. m

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