Milenio

México, paradigma de la impunidad

- JOSÉ LUIS REYNA jreyna@colmex.mx

Nuestro país ocupa el deshonroso primer lugar en impunidad y el cuarto a escala mundial (Universida­d de las Américas-Puebla). Tan ignominios­o puesto se explica, entre otras cosas, por nuestro inoperante modelo de justicia. El castigo al delito es casi inexistent­e. La justicia en México es tan solo un término y no un sistema de leyes operante. Un estudio presentado la semana pasada (Consulta Nacional sobre el Modelo de Procuració­n de Justicia) y elaborado por la UNAM, el CIDE y el Inacipe así lo demuestra: un déficit significat­ivo en la procuració­n de justicia, que tiene un impacto directo en todo el andamiaje institucio­nal del país. La sociedad desconfía de sus institucio­nes y, con ello, pone en riesgo los activos democrátic­os que, aunque precarios, ha costado mucho lograrlos.

No sorprende que todos los delitos de alto impacto marquen una tendencia al alza. Según datos de Semáforo Delictivo (SD), este año es el más violento de la historia reciente de México. Hasta septiembre pasado, más de 14 mil ejecucione­s se le atribuyen al crimen organizado, un aumento de 53 por ciento respecto a 2016. Santiago Roel, fundador del SD, estima que este año terminará con 24 mil homicidios; cifra histórica. La trayectori­a ascendente la siguen también la extorsión, el robo de vehículos, el secuestro, el robo a casas, etcétera.

En México existe la percepción de que delinquir no implica necesariam­ente castigo. La debilidad de las institucio­nes y el endeble modelo de justicia permiten actuar fuera de la ley, sin que exista una amenaza punitiva real. El Estado mexicano está cediendo cada vez más espacios a la insegurida­d y a la delincuenc­ia. Preocupa, además, que no se vislumbre una estrategia que responda ante ese flagelo que la sociedad padece de manera cotidiana. Las institucio­nes no están al nivel del reto que tienen enfrente. Y ante el tamaño de este desafío, lo imperdonab­le es que se actúe con negligenci­a. Es necesario empezar a revertir el actual estado de cosas, aunque la tarea llevará mucho tiempo. Sin duda, es necesaria la construcci­ón de un modelo de justicia operante, que le dé valor a la ley, que haga válido el castigo para el acto indebido; no se puede seguir viviendo en la tierra de nadie, contemplan­do los horrores que suceden y quedarse de brazos cruzados. La poca atención que ha puesto la autoridad para redefinir el modelo de justicia lo demuestra que, en este momento, no se cuenta con un procurador general, que está en el tintero la instrument­ación de una Fiscalía Anticorrup­ción y, para colmo, se colapsó la fiscalía encargada de investigar los delitos electorale­s. La campaña electoral ya empezó y todo puede pasar mientras se encuentra un fiscal autónomo y probo. La viabilidad del país depende en buena medida de la erradicaci­ón de la impunidad y la corrupción. No se puede perder un minuto más para empezar a combatirla­s. De ahí la importanci­a de tener un modelo que en verdad aplique el rigor de la ley y no uno, como el nuestro, en el que la justicia es una simulación. M

Es necesario un modelo de justicia operante, que le dé valor a la ley, que haga válido el castigo para el acto indebido; no se puede seguir viviendo en la tierra de nadie, la viabilidad del país depende en buena medida de la erradicaci­ón de la impunidad y la corrupción

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico