Los sentimientos de Ciudad de México
Una de las formas para medir el tamaño del colonialismo es la cultura. No es que México se haya salvado ya del colonialismo cultural, pero hay en la búsqueda de nuestra Alma Nacional, que construía desde la educación Justo Sierra, la lucha por ser nosotros mismos.
Ciudad de México, por su importancia histórica, cultural y geográfica, juega un papel cultural fundamental en el combate para decir “que somos, quien somos [...] y que estamos tocando el fondo” (Celaya).
Ciudad de México también busca sus Sentimientos que definiera José María Morelos desde el Primer Congreso del Anáhuac y esta lucha por encontrarlos está en cada calle, plaza, fiesta, mercado, escuela, tragedia, injusticia, pueblo originario y barrio.
Los Sentimientos de Ciudad de México buscan una nueva vinculación de sus ciudadanos con la naturaleza, pues la cotidianidad agrede y el agua, el aire y la tierra que pueden ser nuestras aliadas, amenazan con faltar o inundarnos, intoxicarnos y derrumbar nuestras casas.
En esos Sentimientos debe reconocerse que la grandeza y el futuro de Ciudad de México residen en el trabajo. El trabajo es el valor más importante de las sociedades y al combinarse con la cultura se establece la idea del humanismo que queremos, porque esta ciudad “no la levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor; unidos al agua pura y a los planetas unidos, juntos dieron la hermosura…”.
Hoy en este Día de Muertos, la ciudad ha dado la gran batalla por su identidad cultural, como parte de la búsqueda de su alma histórica y sus sentimientos profundos. Los vimos a miles marchar con sus armas de trabajo; con los que movieron montañas de escombros y buscaron a sus hermanos, vecinos y elegidos por la muerte.
El sentimiento de la ciudad fue alimentado por el gran sentimiento de la solidaridad. Las historias se contaron por miles; quedan como ley de nuestra fragilidad ante el deseo de vivir en una de las mejores regiones del planeta, que tiene vocación de ser la más transparente, la del mejor clima, la de los 47 ríos y un lago que existirá por siempre.
Hay muchas palabras viejas y nuevas para decirlo, pero Ciudad de México siempre se restablece, siempre resurge más allá de los presagios. Su naturaleza esta hecha para recibir y dar hospitalidad a los humanos que a veces no la comprenden y la agreden.
Ciudad de México tiene sentimientos tan grandes, que sabe vivir con sus habitantes vivos y muertos. Una vez al año con ellos convive, ambos se recuerdan y los muertos olvidan el dolor para estar muertos.
Hoy los vemos juntos desfilar a muertos y vivos, brazo con brazo, convicción con memoria, triunfantes y culturales por las calles de Ciudad de México. M