IRIS HACE SALA
Si nos preguntamos si el joven público debiera ser objeto de atención por parte de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), no dudaría en responder inmediatamente que sí. Me parece que es una de las deudas que esta agrupación estable de la Secretaría de Cultura tiene aún con la sociedad mexicana, por lo que viene muy bien el remontaje en colaboración de la obra Iris hace sala, de la escritora canadiense Dominick Parenteau-Lebeuf.
Sin duda, desde su re-nacimiento, la CNT ha emprendido tareas importantísimas, y le ha costado trabajo consolidarse tanto en lo artístico como en lo administrativo y operativo. Tareas mayores como la construcción de un repertorio poderoso y variopinto entre la dramaturgia universal y la mexicana la han tenido ocupada. Sin embargo, el gran ausente había sido el teatro para niños y jóvenes. Con esta obra, que dirige y actúa Violeta Sarmiento, que parece se incluirá esta franja importantísima de ciudadanos que, si ven teatro de calidad a temprana edad, terminarán siendo espectadores asiduos.
Iris hace sala es una obra anómala e interesantísima por lo que exige del espectador. Anómala en el sentido de que, a contracorriente del común denominador de las obras para estos públicos, no plantea una estructura episódica tradicional (el cuentito o la aventura a ser resuelta), sino un transcurrir por ciertas reflexiones a partir de estampas de la vida de la protagonista, cuyo hilo conductor es “hacer sala” (recibir visitas con té de por medio). Y es en esa actividad de esta niña con un vocabulario elevado para sus nueve años, con una inteligencia y encanto desbordados, que descubriremos el universo adulto de mujeres en el que está inmersa, su sistema de relaciones y la exigencia por “crecer”. Abuela y Madre (esta última escritora) son axis mundi de la pequeña Iris. La muerte de la primera ha de descoyuntar la perfección del aún más pequeño universo para enseñarnos cómo se crece y se decrece.
En este remontaje en colaboración entre la CNT y el Instituto Magia Producciones, Violeta Sarmiento asume ahora el rol de actriz que en la primera temporada desempeñaba Patricia Yáñez. La música corre a cargo de Carlos Cuevas, con la directora-actriz en un tramado que apoya este difícil texto en el que pareciera que nada progresa, pero sí lo hace. El reto que impone la obra viene a colapsar, me parece, en la dirección de escena que no pauta los momentos como para que realmente construyamos, como espectadores, una progresión. Es en la dirección donde se podrían componer los baches de esta bella pieza. m