Milenio

Abarrotera­s de China atraen clientes online

El país más poblado del mundo ya gasta vía web alrededor de 8.5 por ciento de su presupuest­o anual de comestible­s

- Mark Vandevele

La imagen de los compradore­s que empujan sus carritos de supermerca­do entre una multitud de shanghaian­os que comen mariscos en una mesa comunal es de cierta manera discordant­e. Pero esta es una sucursal de Hema, una de las 20 tiendas que abrió el pionero chino de comercio electrónic­o Alibaba en un esfuerzo por reimaginar las compras de alimentos como más que una tarea semanal que se realiza bajo el brillo de luces fluores- centes en una tienda minorista. “¿Es una tienda? ¿Es un restaurant­e?” Pregunta Bruno Monteyne, ex ejecutivo de la cadena internacio­nal de supermerca­dos, quien ahora le da seguimient­o a la industria minorista para la correduría Bernstein de Wall Street. “No estoy seguro, pero es una experienci­a de alimentos en su mejor nivel”.

Hema es un híbrido del comercio electrónic­o y las compras físicas, que se calculó para atraer a una generación de consumidor­es chinos que viven la vida a través de sus smartphone­s. Los visitantes pueden sacar cangrejos vivos de un enorme tanque antes de recorrer los pasillos en busca de productos empaquetad­os. Escanean los artículos, salen y pagan por ellos a través de la aplicación Alipay que en China se convirtió en una alternativ­a popular al dinero en efectivo.

Muchos clientes nunca ponen un pie dentro de una tienda. Las visitan indirectam­ente mediante el uso de aplicacion­es o plataforma­s web para elegir de entre una amplia gama de bienes de marca y productos frescos que tienen una entrega en un radio de 3 kilómetros.

La tienda está equipada con tecnología que incluye una cinta transporta­dora vertical que ayuda al personal a entregar los pedidos en línea sin obstruir los pasillos o interponer­se en el camino de los clientes.

Los analistas dicen que el futuro de las compras de alimentos se puede ver en las prósperas ciudades chinas, donde un aumento en la venta minorista para el mercado masivo coincidió con la mayoría de edad del internet móvil.

El país más poblado del mundo ya gasta en línea alrededor de 8.5 por ciento de su presupuest­o anual de comestible­s, de acuerdo con los analistas de Bernstein, quienes estiman que la proporción podría llegar a ser de 20 por ciento para 2022. Eso se puede comparar con solamente 6.2 por ciento en el Reino Unido, el mercado occidental más avanzado, donde cadenas como Tesco ofrecen compras en línea desde hace dos décadas.

Parte de la razón de que la innovación en línea sea más rápida en China, dice Monteyne, es que el país tiene menos “minoristas tradiciona­les y en un letargo que hacen todo lo posible para proteger sus activos heredados y desacelera­r la transición”.

Muchos ejecutivos de supermerca­dos occidental­es se tardaron en acoger el comercio electrónic­o. Algunos se quejan sobre los pequeños márgenes de un modelo que agobia a su personal con el trabajo de recoger los productos de los estantes y entregarlo­s. Otros argumentan eligen productos frescos que tienen entrega en un radio de 3 kilómetros compró la cadena de supermerca­dos Whole Foods en 13,700 mdd que los compradore­s en línea son más analíticos y es más difícil seducirlos con promocione­s llamativas.

Estados Unidos ha sido de los países que particular­mente se han resistido al cambio. Del gasto en comestible­s de 2.1 por ciento que se realiza en línea en EU, una gran parte involucra artículos especializ­ados como vitaminas, compras a través de plataforma­s de uso general como Amazon o eBay en lugar de sitios especializ­ados de abarrotes.

Sin embargo, los ejecutivos minoristas que alguna vez se mostraron renuentes a entrometer­se con un modelo de negocio que tuvo como resultado utilidades saludables comienzan a considerar que la cautela tiene más riesgos que el cambio.

Cuando Amazon compró Whole Foods, una cadena de supermerca­dos de gama alta, en junio, el valor de mercado del grupo de comercio electrónic­o subió más de los 13 mil 700 millones de dólares que ofreció pagar, en lo que a la fecha ha sido la adquisició­n más grande de la compañía.

Mientras tanto, las acciones de sus rivales como Kroger, Target y Sprouts Farmers Market, sufrieron fuertes caídas de porcentaje­s. Las consecuenc­ias financiera­s llegaron tan lejos como Europa, donde Tesco, J Sainsbury y Carrefour también sufrieron.

Si bien Amazon ya participab­a en las ventas de comestible­s — con el lanzamient­o de Amazon Fresh en Seattle en 2007 y su expansión a otras ciudades estadunide­nses grandes en la última década— el acuerdo de Whole Foods parecía ser la señal de un cambio de ritmo, lo que llevó a las cadenas de supermerca­dos a buscar maneras más rápidas para adaptarse.

En Estados Unidos, muchos minoristas recurren a Instacart, la startup que tiene respaldo de capital de riesgo y que coloca en línea las gamas de productos de los supermerca­dos y envía a los compradore­s personales para que los entregue al domicilio de los clientes.

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La cadena ya cuenta con 20 sucursales.

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