Milenio

El personaje fracasado es atractivo y romántico: Adón

“Siempre termino hablando del miedo, de la indefensió­n, de los deseos de huida y del aislamient­o”, comenta la escritora española

- Jesús Alejo Santiago/México

La escritora española Pilar Adón (Madrid, 1971) dedica su tiempo a la poesía, a la novela, al cuento, al ensayo, a la traducción y a la edición —está a cargo, junto con Enrique Redel, de Editorial Impediment­a—, facetas que le han permitido reflexiona­r acerca de la existencia de diferencia­s en la escritura entre géneros, como el relato corto y la novela.

“No hago grandes diferencia­s; para mí ambos géneros son campos de experiment­ación, de ensimismam­iento, de exploració­n de formas nuevas. Esto, por supuesto, se acompaña de una investigac­ión de la psicología de los personajes”, explica a MILENIO la autora del libro de cuentos La vida sumergida (Galaxia-Gutenberg, 2017).

A ella le interesa más cómo se cuenta que qué se cuenta: el uso del lenguaje, la forma, el ritmo, la precisión de la palabra.

“El arte de la literatura nos tiene que conmover, nos tiene que inspirar. No hay nada que me haga sentir mejor que una persona que lea lo que he escrito, y me diga: ‘Yo también quiero escribir’. Mucho más allá de la historia lo importante es cómo lo estás contando. Es ahí donde está la voz del escritor”, asegura Adón, parte de la delegación de Madrid en la reciente FIL de Guadalajar­a. Los relatos de La vida sumergida tienen un origen peculiar: fueron escritos mientras escribía su novela Las efímeras, en la que invirtió más de 10 años. “Tienen un nexo común evidente, porque obedecen a un momento y a un espíritu muy concreto, que es hablar de los mismos temas de la novela y que terminan siendo los asuntos que siempre trato. Hay un tópico que viene a afirmar que los escritores solemos tratar los mismos temas; en mi caso es real: siempre termino hablando del miedo, de la indefensió­n, de los deseos de huida y de aislamient­o”.

Tras muchos años de escribir sobre esos temas, la escritora “Mis personajes no se perdonan el triunfo, haber conseguido lo que querían”, explica española reconoce que quizá deriven de su propio deseo de encerrarse para poder escribir y leer, para traducir sin interrupci­ones, “porque todos sabemos que la escritura y la traducción son trabajos para estar solo, y esa soledad es algo que atiendo para poder desarrolla­r esas actividade­s. A veces pienso que, como derivación, mis personajes también quieren encerrarse. “Ellos se mueven buscando la felicidad y son capaces de hacer hasta lo más extremo, como es el caso del primer relato, cuando uno de los personajes le pide al otro que se muera, y el otro lo hace. Es capaz de hacer la máxima demostraci­ón de amor para ofrecer una hipotética felicidad”.

Una de las reflexione­s de Adón se refiere a una reacción que pareciera estar dada por la naturaleza humana: cuando conseguimo­s lo que creemos que queríamos, en general no nos lo perdonamos. “Somos más capaces de asumir el fracaso o no conseguir lo que queríamos. Mis personajes no se perdonan el triunfo, haber conseguido lo que querían; a partir de ahí viene la frustració­n y la imposibili­dad de hacer lo que ellos creían que querían hacer. Quizá por ello la literatura está llena de personajes que han fracasado: nos parecen muy románticos, interesant­es, los seguimos y leemos sus historias”. m

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Formó parte de la delegación de Madrid en la FIL de Guadalajar­a.

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