El Stewart Gardner, a la espera de una pista
Salvo sorpresa de última hora que acabe con el misterio, el 31 de diciembre caduca una millonaria recompensa para quien arroje luz sobre el mayor robo de arte de Estados Unidos.
Desde una imborrable noche de marzo de 1990, continúa sin resolverse la autoría y ubicación del mayor botín artístico birlado en los más de dos siglos de historia del país, que fue perpetrado en el Museo Isabella Stewart Gardner, de Boston.
En una desesperada apuesta por iluminar los oscuros 27 años de investigación sobre el caso, el centro museístico lanzó el pasado mayo una tentadora oferta de 10 millones de dólares para quien dé una pista que le permita recuperar las 13 obras.
Disfrazados de policías, los dos ladrones consiguieron aquella madrugada acceder al edificio y acometer el golpe tras engañar y amordazar al guardia de seguridad, que siguió atado con otro compañero hasta la llegada de la Policía la mañana siguiente.
Un total de 81 minutos fue el tiempo que se tomaron los intrusos para ejecutar el robo, en el que contrastó su destreza en el hurto con su ínfimo conocimiento artístico, ya que acuchillaron las pinturas robadas para sacarlas del marco y, además, dejaron valiosas obras en su sitio.
Tres cuadros de Rembrandt, cinco de Degas, uno de Vermeer, uno de Manet y otro de Govaert Flink, así como un matraz de bronce de la dinastía china Shang y un remate bronceado con forma de águila que coronaba una bandera de seda napoleónica conforman la lista de las 13 escurridizas obras. m