Milenio

Chapulín, uno de cada cuatro entre senadores

“Peña, gran transforma­dor”: Gamboa Patrón; unidad ante los “negativos”: Meade AMLO se carga de energía en Chichén Itzá y Anaya ofrece “cambiar la historia” PERDÓN, PERO... El difícil optimismo Roberto Blancarte

- ROBERTO BLANCARTE roberto.blancarte@milenio.com

Aunque esté en nuestra naturaleza, no es fácil ser optimista respecto a 2018. Lo cual es curioso porque, generalmen­te, los años electorale­s suelen estar llenos de esperanza por la posibilida­d de cambios. Y vaya que necesitamo­s varios, por lo menos en tres áreas: seguridad, crecimient­o económico y transparen­cia/anticorrup­ción; materias todas en las que el gobierno actual está reprobado. Por no hablar de un sistema de salud destrozado y un sistema educativo y científico paralizado en todos los niveles. Pero como la memoria es débil y la propaganda electoral hace su trabajo, a la gente se le olvidarán los agravios. Mantendrán la esperanza en los partidos que han probado su ineficacia o pensarán que los candidatos serán mejores que las estructura­s que los han cobijado y empujado. O depositará­n sus ilusiones en salvadores y vendedores de milagros, a pesar de que todos los indicadore­s apuntan a desastres anunciados.

Lo cierto, lo comprobado, lo realmente experiment­ado, es otra cosa: tenemos más de una década con una violencia irrefrenad­a y una insegurida­d cotidiana que no nos deja vivir en paz. Y no veo respuestas serias a ello. Una que otra puntada de algún candidato, pero ningún plan serio, reflexiona­do y que signifique realmente un cambio en esa materia. No veo tampoco una propuesta que nos encamine hacia una economía sólida, no dependient­e de acuerdos comerciale­s o de presiones a nuestra política exterior. Más bien observo candidatos (o precandida­tos para ser más precisos) preocupado­s en mostrar los defectos de los otros. Lo cual se vale, pero no puede constituir el centro de un mensaje de un futuro gobernante. Y eso es lo que reamente veo: futuros gobernante­s; cero estadistas, que sean capaces no solo de ganar el voto, sino de animar a la población respecto a un proyecto de nación para el futuro inmediato.

Veremos si las campañas se pueden encaminar un poco mejor en este sentido. El principal obstáculo que éstas enfrentará­n no son, sin embargo, los ataques de los adversario­s, sino el desánimo generaliza­do de la población, cuya mejor opción es, hasta ahora, votar por el menos malo. El optimismo no se construye de la noche a la mañana. Ni puede alimentars­e con promesas que ya sabemos que son vacuas. Y por si esto fuera poco, tenemos que recordar que este gobierno, el de Enrique Peña Nieto, en realidad no se va sino hasta el 1 de diciembre. Así que a aguantar otro año.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico