Elecciones 2018/ I
La agenda de México 2018 estará marcada por las elecciones del primer domingo de julio, donde se elegirán 3 mil 447 cargos de elección popular, entre ellos la Presidencia de la República y nueve gubernaturas (incluida CdMx), además de diputados locales y alcaldes.
Cada seis años escuchamos que la elección presidencial en turno será la más importante y decisiva de la historia, pero la de 2018 sí sale realmente de los patrones conocidos hasta ahora por las características que presentamos a continuación.
1) Concurrencia de procesos locales y federales. Será un superdomingo electoral. Después de una década de reformas constitucionales locales para alinear las elecciones de ayuntamientos y congresos locales con las federales y, en un solo domingo, concentrar la participación electoral en todo el país, el 1 de julio de este año se dará la mayor concurrencia de elecciones en la historia reciente. Esto implica un cambio de fondo en la forma como se relacionan dos lógicas políticas diferentes: la local con la nacional. Las elecciones concurrentes fomentan la concentración y centralización del poder político, favoreciendo a los liderazgos y partidos políticos con presencia territorial nacional, como son PRI y PAN. Pero en esta ocasión una figura nacional, como la de AMLO, si se hace acompañar de candidaturas locales atractivas, generaría un “efecto arrastre” que podría favorecer la consolidación de un partido emergente como Morena. En cambio, figuras sin estructura organizativa territorial, como los candidatos independientes, se verían afectados por la concurrencia de elecciones locales y federales, ya que carecerían de referentes o anclajes locales.
2) Candidaturas independientes o sin partido. Es otra de las novedades de la próxima elección. Después de un proceso de depuración, no exento de sobrerregulaciones y deficiencias técnicas, los candidatos(as) sin partido se abrieron paso en este proceso. De cuatro finalistas, solo una no proviene de una formación partidista previa (Marichuy), lo que evidencia el peso enorme que sigue teniendo la partidocracia en la cultura política del país. Falta por definirse cuántas y cuántos candidatos sin partido estarán en la boleta electoral. Margarita Zavala y Jaime Rodríguez El Bronco han avanzado, mientras que Armando Ríos Piter está dando la batalla. Se ve difícil que alguno de ellos gane. Sin embargo, su trascendencia política está en otra dimensión: impiden que el voto “antisistema” se concentre en un solo polo (como sería en esta ocasión AMLO) y serían el fiel de la balanza en un entorno de elecciones cerradas.
3) El voto joven o Millennial. Nunca antes tantos jóvenes habían estado en la posibilidad de votar y voltear una elección. Los jóvenes de 18 a 29 años de edad representan 30 por ciento del padrón electoral (alrededor de 24 millones de electores). De ellos, 14 millones podrán votar por primera vez para presidente de la República (tienen entre 18 y 23 años). De acuerdo con la plataforma digital nacion321.com, especializada en preferencias electorales de nuestros millennials, 77 por ciento dice estar interesados en votar, aunque dos terceras partes aún no saben por quién. Sin embargo, es un voto tendencialmente antisistema, donde el PRI poco tiene que avanzar. Quien mueva este segmento electoral ganará la elección presidencial.
El voto en el extranjero, la alta polarización emotiva (hartazgo versus miedo) y el carácter plebiscitario de la elección (reformas sí, reformas no) son otras notas distintivas que mencionaremos la próxima semana. M
Nunca antes tantos jóvenes habían estado en la posibilidad de votar y voltear una elección; las personas de 18 a 29 años de edad representan 30% del padrón electoral