Cantando y yendo al súper
Los anuncios, publirreportajes y apariciones espontáneas (ajem) destacando a sus familias apuntan a que los candidatos se resignaron a asumir la carga de su insalvable y bien conocido desprestigio individual, optando en vez por vender las bondades de sus domesticidades y lo entrañables que son nuestras futuras primeras damas. Parecen también haberse resignado a hacer campañas chabacanas, posadas e insustanciales: Beatriz Gutiérrez cantando una de Silvio encuadra a Morena en esa izquierda tan idealista como cursi que tanto gusta en definidas partes de México. Carolina Martínez, rodeada de sus hijos frente a una fogata, retrata la imagen de una familia modelo de clase media... gringa. Juana Cuevas yendo al súper pretende convencernos de que ellos son seres humanos comunes y cercanos a la gente.
Que funcionen es otro asunto; el comercial musical de la señora Gutiérrez confirma al proyecto de su marido como atornillado al oneroso echeverrismo de los 70; la postal de los Anaya está más producida y artificial que maquillaje de Irma Serrano y, si algo enseña la abundante y elogiosa cobertura de la señora Meade en el súper, es que este año los bonos navideños les van a llegar pachoncitos a los teclados bien portados.
Ahora que si realmente quieren presentarse como hombres de familia y parejas de vida ejemplares, de entrada, no le den coba al modelo machista complaciente que los pone a contemplar, sin hacer nada más que otorgarles una tierna mirada amorosa, los ejercicios subsidiarios, facilones y domésticos de sus medias naranjas. Y, de salida, anuncien sin eslóganes vacíos o vaguedades sus posturas o, mejor aún, las políticas públicas concretas que van a impulsar alrededor del tema: ¿qué con las guarderías y centros infantiles que, a pesar de la tragedia del ABC, siguen operando a la buena de sus tanates a lo largo y ancho del país? ¿Qué con el catastrófico nivel de la educación nacional? ¿Qué con los feminicidios rampantes e impunes? ¿Qué del matrimonio igualitario, la salud reproductiva o la violencia doméstica?
Para volverlos candidatos viables, eso quisiera yo ver y oír, y no nomás que me canten bonito. M