Con el espíritu de un nómada
A sus 25 años, Diego Franco, un futbolista formado en Cruz Azul, está en busca de su lugar en el balompié, en el Salmantino de la Tercera División de España; también militó en Costa Rica
enero de 2018
Eran mediados del 2013, cuando se oficializó la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca, un club español que pocos años atrás, competía en el máximo circuito ibérico y que entonces lo hacía en la Segunda B… Malos manejos administrativos lo llevaron a la quiebra económica. En medio del caos, surgió la fundación inmediata del Salmantino UD, equipo al que se le cedieron los derechos del que perecía, fungía como una especie de herencia, manteniendo la localía en el estadio Helmántico y los colores originales. En 2015 la Liga recolocó al nuevo club en ceros, pero ha remontado y hoy, desde la Tercera División, es el hogar de varios mexicanos.
Uno de estos embajadores es Diego Franco, un mediocampista de condiciones creativas, que recaló este verano en España, luego de una aventura previa en el balompié de Costa Rica. El mismo año que el Salamanca desaparecía, este volante tenía sus primeros minutos en el máximo circuito nacional, con Cruz Azul, equipo que lo formó: “Memo Vázquez fue quien me dio la oportunidad en el Clausura 2013, en el torneo que salimos campeones de Copa y subcampeones de Liga; en el cambio de entrenador (llegó Luis Fernando Tena) se decidió que nos mandaran a varios jóvenes a equipos en el Ascenso, así llegué al San Luis”, admite desde Salamanca el canterano celeste. “Braulio Luna y Flavio Davino me ayudaron”.
Franco Mares permaneció desde el 2014 y hasta 2016 en San Luis, donde disputó 15 encuentros con el escuadrón principal, marcando tres anotaciones; su actividad la alternaba con el Deportivo Tepatitlán, en el que en un año disputó 18 partidos y consiguió seis goles... Fue a inicios del año anterior, que su carrera tomó otro rumbo: “La directiva me comunicó que había ciertos pormenores, como la falta de recursos y buscándole me salió la oportunidad de ir a Costa Rica, con el Belén FC, un equipo acostumbrado a pelear por el descenso; la intención era recuperar el ritmo y ayudar al equipo”; en tierras ticas se encontró con la complicidad de connacionales como Alberto García y César de la Peña, así como el entrenador Fernando Palomeque.
Cuando por fin parecía que todo recobraba el rumbo positivo, teniendo actividad en Costa Rica, surgieron varias posibilidades para volver a México y para incursionar en Europa; en menos de doce meses, su trayectoria había dado un vuelco, dejando atrás fantasmas que amenazaban con inestabilidad: “Estaba la posibilidad de regresar al Ascenso, pero también la opción de venir a España y hablándolo con mi familia, determinamos que era lo mejor salir de esa zona de confort, intentar crecer en un lugar nuevo, diferente del que vienes; aquí, el futbol es más técnico, te obliga a dar lo mejor posible, aún estando en esta división”, apunta convencido. Llegó al Salmantino para jugar la presente temporada, con la ilusión de la grada de volver a los días de más gloria.
“El Salamanca fue uno de los decanos del futbol español, lo era cuando desapareció y ahora nos toca defender ese orgullo; la afición, el estadio, hasta los entrenamientos, todo es como si fuera de Primera División. A cualquiera, al menos para mí, le entusiasma estar en estas circunstancias”, dice Diego, que de momento ha intervenido en casi 200 minutos, eso sí, marcando un tanto. “Por infraestructura y todo lo que rodea a este equipo, merecería estar en la máxima categoría; de momento vamos en el segundo puesto general, aunque sabemos que es un torneo largo y que no habría que confiarnos. Individualmente vine para acá para seguir creciendo, para sumar minutos”.
Como un verdadero nómada, así se han dado las circunstancias y los tiempos para que Diego Franco se convierta en un aspirante más a la grandeza en un recinto acostumbrado al futbol de élite, a pesar de todo lo que les mermó en el pasado: “La afición te hace sentir sumamente especial desde que ingresas al terreno de juego, sin importar quién seas; uno de mis deseos es regresarle con buenos resultados todo lo que me ha ayudado aquí. Es una ciudad muy futbolera y te identificas de inmediato. Carlos Vela pasó por aquí y aunque no estuvo mucho tiempo, lo hizo bastante bien, por eso la gente te ubica y trata de que te sientas como en casa”.
Esa estancia de Vela es los capítulos que menos se conoce del ariete, pero fue relevante para que en la actualidad, los fanáticos del equipo valoren la entrega de Franco y otros elementos nacionales que se desempeñan en Salamanca. Y sí, otro de los factores principales para la rápida adaptación de Diego ha sido el compartir la experiencia con cuatro mexicanos más, que como él, también están a la espera de una revancha sobre el terreno de juego y en Salamanca han encontrado el escenario idóneo para seguir soñando: “El contar con compañeros afines, con los que además compartes la nacionalidad en un país diferente al tuyo es clave para mí; ya sea en temas del futbol o no, compartes muchas cosas con ellos”. En las filas del Salmantino que espera un ansiado regreso a los primeros planos, también brillan Martín Galván, que fuera promesa de La Máquina de Cruz Azul; Marco Iván Pérez, el zaguero que despuntó hace años con el Pachuca; Saúl Villalobos, un extremo formado en el Atlas y Rodrigo Vera, un defensa que se formó en los Tiburones Rojos del Veracruz.