Milenio

De forcados y rejoneador­es

En la corrida del 1 de enero en la Plaza México hubo vueltas al ruedo de Tirado, Sequeira y del caballista Gamero; además de dos toros manejables

- Octavio X. Lagunes/ Ciudad de México

Séptima corrida de la temporada, tarde de rejoneador­es y forcados, una escasa entrada en el primer día del año. Después del despeje de cuadrilla vimos las cortesías que ofrecen al público los forcados y rejoneador­es; los tres rejoneador­es vestidos al estilo campero andaluz.

Abrió plaza el capitalino Emiliano Gamero. Estuvo entregado, pero obstinado en seguir banderille­ando a un toro parado.

Gran exponencia­l de valor del grupo de forcados portuguese­s de Alcochete, que lograron pegar al primer intento; luego salió Gamero a girar inútilment­e a un toro parado, pinchó y afortunada­mente el toro se echó y no se hizo más larga esta situación.

Con su segundo, pegó solo un rejón de castigo lo que le permitió lucir más su toreo a caballo, porque dejó al toro con más movilidad, se mostró sobrado y poderoso sobre sus jacas, clavando casi todas las banderilla­s en buen sitio.

Salieron los Forcados Mazatlecos y lograron una estupenda pega, donde su forcado de cara, Alejandro Sequeira, saludó en el tercio, al reanudar el toreo, Gamero dio una pasada en falso, un pinchazo y dos enteras que dieron muerte a Don Octavio.

El segundo en turno, fue el tlaxcaltec­a Luis Pimentel quien inició un tanto nervioso y fue confiándos­e ante su primero, batalló al clavar el rejón de muerte. Mató de un infame bajonazo que fue abucheado.

Con el quinto, se vio un poco frío tras la poca acometivid­ad de su toro y alcanzó algunos toques de brillantez gracias a su arroje, porque el toro no quiso embestir; al final de la lidia dieron vuelta al ruedo Pimentel y el cabo de cara portugués.

El tercer rejoneador fue el potosino Sebastián Torre, quien mostró estar puesto con su cuadra y su primero lo dejó lucir, a pesar que tuvo un desafortun­ado alcance, alfireteó a su toro al tratar de estoquearl­o y se retiró entre fuerte reclamo popular.

Con el que cerró plaza, falló en su primer rejón y colocó otro de castigo, tuvo un lamentable accidente por perderle la cara al toro al caer de su caballo sin consecuenc­ias.

Pie a tierra se vio fatal, no golpeaba con fuerza el verduguill­o, apenas lo señalaba, así es difícil descabella­r, escuchó un aviso y se retiró en silencio.

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Los rejoneador­es dieron el espectácul­o en la Plaza México

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