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Aarav, un estudiante de 17 años de edad, dejó su trabajo después de la escuela como repartidor de comida a domicilio para dedicarse a transportar y reparar bicicletas. Dice que su trabajo con Ofo, la aplicación china para compartir bicicletas, paga más que el servicio para entregas de alimentos a domicilio, Deliveroo.
Por 9.45 libras por hora, lleva las bicicletas que los usuarios de Ofo dejaron abandonadas en los centros designados. El trabajo, que también implica realizar pequeñas reparaciones, destaca el importante desafío logístico que tienen las startups de bicicletas que no cuentan con plazas para estacionarlas que surgieron en Reino Unido.
Después de inundar las ciudades chinas con millones de bicicletas en los últimos dos años, Ofo, con respaldo de Alibaba, y su mayor rival, Mobike, con respaldo de Tencent, recientemente lanzaron el servicio en Estados Unidos y Europa.
Reino Unido, donde el transporte público es caro y andar en bicicleta es una actividad popular, fue un lugar obvio para enfocarse. “Reino Unido tiene un gran potencial para ofrecer un negocio sustentable”, dice Joseph Seal-Driver, gerente general de Ofo para Reino Unido e Irlanda. “Durante años muchas ciudades de Reino Unido y varios lugares de Londres quisieron un servicio para compartir bicicletas”, dijo.
Pero sin un marco regulatorio general, el mercado demostró ser difícil de penetrar. Las firmas tuvieron que buscar acuerdos individuales con cada uno de los 32 distritos de Londres y redactar memorandos de entendimiento por todo el país.