Alan Hassenfeld, el millonario que mezcló la ética y el negocio
El nieto de los fundadores de Hasbro encabezó la compañía de 1989 a 2003, una época en la que la posicionó como un gigante global
Afinales de los 80, con casi 40 años de edad, Alan Hassenfeld disfrutaba de la fortuna familiar y recorría el mundo sin preocupación alguna más que la de adquirir las suficientes experiencias para alcanzar su sueño de ser escritor; sin embargo, de un día a otro su vida dio un giro inesperado y se vio obligado a tomar las riendas de una de las empresas fabricantes de juguetes más grandes del mundo: Hasbro.
Alan estuvo al mando de la compañía que fabrica los G.I. Joe, Mi Pequeño Pony, Monopoly, Twister y Playskool, entre muchos otros, por un pequeño periodo (1989-2003), tiempo que le bastó para implementar su sello en Hasbro, es decir, cumplir con los objetivos económicos, pero sin dejar de lado sus ideales éticos.
En ese transcurso acumuló varios millones de dólares; sin embargo, fue hasta mediados de 2017 cuando se ganó el estatus de multimillonario por parte de Bloomberg, gracias a que un incremento en las acciones de Hasbro elevó su fortuna a mil millones de dólares.
El principal motivo por el que tardó tanto en figurar en la lista fue su lado altruista, pues a lo largo de su vida ha donado gran parte de su fortuna, lección que aprendió de su padre, quien le decía que siempre había que regresar ingresos a la sociedad. Todo comenzó en diciembre de 1923, cuando los hermanos Henry, Hillel y Herman Hassenfeld —de ahí nace Has-Bro— fundaron en Estados Unidos una compañía textil, la cual dos décadas después cambiarían drásticamente de giro al percatarse de que la mayor parte de las