“Cualquier país tiene una semilla violenta”: Fajardo
El literato y abogado recurre a la novela para tratar de aportar una explicación de los procesos políticos históricos de México
Por la situación política en que estaba nuestro país en 2014, justo después del caso de Iguala, Guillermo Fajardo (Guerrero, 1989) escribió Los discursos presidenciales (2017), obra que obtuvo el segundo lugar del concurso anual convocado por Editorial de Otro Tipo. Es una novela sobre la presencia del poder en diversos ámbitos.
El novelista, cuentista y abogado de profesión dijo a MILENIO que la obra se originó debido a su impresión sobre “la desaparición de los 43 muchachos. Surge por el interés de escribir una novela que hablara del poder, del ciudadano y que indagara sobre las posibilidades que el escritor tiene para pensar en macroprocesos políticos nacionales en formación de una identidad”.
El escritor describe Los discursos presidenciales como su obra más madura, “más sólida, y a la que le he dedicado más tiempo para su organización porque no solo he pensado en su contenido, sino en sus consecuencias literarias”.
La novela es parte de las obras que retratan la situación sociopolítica mexicana, pero se distingue por su estructura: “Empiezo con una base histórica muy sólida y amplia, que después se hace más pequeña conforme voy acercándome a un evento muy particular: el asesinato de un candidato presidencial. Tomo esto no solo para confrontar la realidad mexicana, sino para entender cómo los estilos de cada presidente son distintos y utilizan el poder de manera diferente”.
La obra se desarrolla en un lugar llamado “Derúm”; el personaje y narrador de la historia le cuenta a Rosa la muerte de su padre “para convencerla de que cualquier país tiene una semilla violenta en su formación y en los procesos macrohistóricos que debe pasar para alcanzar la edad adulta, y no solo democrática o política. Son bruscos, violentos y muy caprichosos”, explicó el escritor guerrerense.
El autor de obras como Lo que no aprendí de la vida (2010) y Cara o cruz (2014), solo por mencionar algunas, comentó que “de alguna manera todos los personajes de Derúm llevan en la sangre esa violencia inicial, esa semilla de arrebatos poderosos, violentos, que llevan a enfrentarnos unos con otros de alguna manera. Entonces creo que la historia la llevamos en la sangre, en nuestra psique, en nuestro pasado y contexto, y es la responsable de lo que son el Derúm de la novela y el México de hoy”. m