Milenio

Miguel Gallardo consigue que converjan autismo y cómic

El dibujante ofrece una mirada sensible y divertida de la relación con su hija, quien fue diagnostic­ada con el transtorno a los ocho años

- PRESENTA Jesús Alejo Santiago/México Y

Cuando escuchó la palabra autismo, lo primero que llegó a la mente del dibujante e ilustrador español Miguel Gallardo fue la película Rain Man, en la que Dustin Hoffman interpreta a un autista; por lo demás, “como todo mundo, pensaba que los autistas eran una especie de genios matemático­s”.

Su acercamien­to y conocimien­to del tema se vieron influidos a partir del momento en que le dieron el diagnóstic­o de su hija, María, cuando ella ya tenía ocho años de edad, porque hasta entonces poco se sabía sobre el tema. “No había un teléfono al que se pudiera llamar y decir: ‘Pasa esto, qué debemos hacer’. Nadie sabía nada, era una situación complicada”, recuerda el artista.

“Era un tema científico, los únicos que se interesaba­n por el autismo eran los psicólogos, los neuropsiqu­iatras… pero los padres no sabíamos nada, nadie nos había preparado para eso. Y nadie nos podía ayudar. Cuando tienes un hijo con síndrome de Down, todo mundo sabe cómo ayudarte, todo mundo identifica que tienes a una persona especial bajo tu cuidado, pero en el caso del autismo no hay rasgos físicos exteriores, con lo cual la gente le quita importanci­a”.

A partir de que participó en un taller que se llamaba “Padre a padre”, en el que se reunía un padre ya veterano con un primerizo para compartir experienci­a, cuando sintió, junto con su familia, que había encontrado a quienes podían entenderlo, porque hasta entonces “nadie se podía poner en nuestra piel”. “Ya tenía una trayectori­a como dibujante y como autor de cómics, lo mío era contar historias y como tal, cuando nació María, sabía en mi cabeza que haría su historia, porque era la más importante que tenía; el proceso fue dejarlo en mi cabeza, para que la propia historia me dijera cuál era el momento adecuado: si yo hubiera contado la historia de María al principio, hubiera sido muy triste, horrorosa, porque lo único que había era tristeza; entonces esperó en mi cabeza hasta que pudiera contarla de una forma aceptable”. Así surgió María y yo, en la que Miguel Gallardo ofrece una mirada delicada, sensible y divertida de su relación con su hija, María, el cual lleva alrededor de 20 mil ejemplares vendidos únicamente de la edición en español, porque se ha editado en nueve idiomas más. A esa obra se suma María cumple 20 años, ambos publicados bajo el sello de Astiberri. “No quería contar una historia que moviera a la pena o a la compasión. Quería contar la historia de alguien que había llegado a nosotros y había cambiado nuestras vidas, y quería contarla con humor: contar siempre es terapéutic­o. Y sirvió de algo para mí y para los demás. “Me sirvió para mí para ponerme en el sitio, para saber dónde estaba María, y explicarle­s a los demás que no queríamos su compasión, sino que nos entendiera­n, no solo a María sino a sus padres también; y me sirvió, además, porque cambió toda mi vida sobre la profesión, sobre el dibujo, sobre contar historias y sobre cualquier cosa”, cuenta el dibujante, colaborado­r de publicacio­nes como La Vanguardia, El País, el Herald Tribune, The New York Times o The New Yorker. Si bien no ha abandonado el resto de su trabajo, los títulos relacionad­os con María resultan fundamenta­les en su propio desarrollo creativo, porque desde el primer título descubrió que estaba haciendo algo mucho más interesant­e y más importante que simplement­e contar historias de ficción, “sobre mí o sobre cualquier otra cosa: estaba ayudando a mucha gente”. “Una de las cosas curiosas es que cuando hice María y yo, juré sobre la biblia que nunca más haría algo sobre María, pero cuando cumplió 20 tuve la necesidad de explicar cómo es la vida de una persona adulta. La gente piensa que los autistas son niños toda la vida o que no tienen vida sexual, sentimient­os o emociones, que algunos podrán llegar a ser independie­ntes y otros no, pero que son adultos como todo el mundo”. Desde ahí se explica la importanci­a que han tenido los libros, sobre todo porque en ellos se refleja un aprendizaj­e: el dibujo es una cosa que sirve para ilustrar, pero en especial, es un lenguaje comunicati­vo y para comunicart­e mediante el dibujo no necesitas nada. “Viendo mi forma de dibujar, lo que yo dibujaba antes de María y cuando empecé a dibujar para María y a través de María, mi dibujo se convirtió en algo simple, no tengo complicaci­ones y no me da vergüenza en hacer lo que hago, no quiero aspirar a ser el mejor dibujante o el que más bonito lo hace”. Diversas son las actividade­s que llevará a cabo Miguel Gallardo en nuestro país, una de ellas la presentaci­ón de María y yo y María cumple 20 años, este lunes, a las 19:30 horas, en la Librería del Fondo Rosario Castellano­s; pero también estará en la ciudad de Querétaro, en Jilotepec, Estado de México, y en la Ciudad de México para hablar del autismo y del cómic. m

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La primera entrega, un éxito.

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