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imagen como una empresa de productos lácteos.

Lo que puso después fue su sello personal: salió al mercado y compró fábricas en Polonia, Italia, Egipto e India, con lo que consiguió convertir a una pequeña empresa familiar en un gigante de la industria láctea. El inicio de este siglo trajo consigo cambios en Lactalis. Sorpresivamente Michel Besnier murió de un ataque al corazón, lo que provocó que su hijo Emmanuel, con solo 29 años de edad, tomará la presidencia de la compañía. Una nueva y fructífera era estaba por comenzar. A lo largo de 18 años al frente de la compañía que fundó su abuelo, su sello característico ha sido su nula relación con la prensa —hasta hace unos días solo había dado una entrevista en el año 2000, previo a tomar las riendas de Lactalis—, de hecho existen muy pocas fotografías de su persona y sus mismos trabajadores aseguran nunca haberlo visto. Sin embargo, desde las sombras inundó con leche y queso Europa, China y al sudeste asiático, además de tener presencia en Estados Unidos y parte de América Latina, lo cual logró adquiriendo en 2011 —por la fuerza— a Parmalat, la italiana que en ese momento era su principal competidor. Emmanuel fabricó un imperio de 246 fábricas en 47 países, que emplea a 75 mil personas en todo el mundo y que factura 18 mil millones de dólares cada año. Sin embargo, el mundo de felicidad de este millonario que tiene un patrimonio de más de 16 mil millones de dólares se ha visto opacado con un escándalo de alcance global que lo obligó a salir de las sombras y dar explicaciones para mitigar el daño a su compañía. Todo inició a finales del año pasado, cuando en Francia comenzaron a aparecer casos de bebés infectados con salmonela, rápidamente infantes de otros países se vieron infectados y los reflectores giraron hacia el jugador lácteo más grande del mundo, Lactalis. En una fría entrevista, Emmanuel Besnier explicó en qué fábrica fue dónde se detectó el virus, las acciones que Lactalis está llevando a cabo y enfatiza que los errores humanos ocurren. m