Creador de temas como “El príncipe” y “El pequeño ciclón”, habla de su debut en con Madaleno, de que no es muy buen cantante y de su labor como secretario del Consejo Directivo de la SACM
El compositor, El club del hogar
Sentado en su oficina, en el cuarto piso del edificio principal de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), Manolo Marroquín apenas acaba de resolver sus pendientes como secretario del Consejo Directivo y ya se da tiempo para atender la entrevista.
El autor, cuya inspiración ha sido interpretada por José José, Vicente Fernández y Verónica Castro, entre otros, reconoce que está satisfecho “por el buen informe que dio a sus homólogos” en la última asamblea que celebró su gremio, especialmente porque “la gente está entendiendo cada vez más que debe pagar el derecho de autor”, que destaca “es el sueldo del compositor”. A nivel personal, ¿tiene canciones que estén sonando actualmente? He estado trabajando con Rayito Colombiano, que vuelve a grabar uno de mis temas, “El príncipe”, el tema que le dio el sobrenombre a José José. Él la grabó en sus inicios.
Además tengo una canción para Michoacán, va a ser un homenaje a mi tierra, a la cual le tengo un gran amor. Ya tenemos unos coros de concierto, es algo muy diferente a lo que he hecho, porque generalmente hago canciones populares, pero ahora me fui a la música de concierto, a ver si puedo pegar en ese género. ¿Cómo supo que la composición era su vocación? Parece un toque extraño, que incluso te hace sufrir. De niño, uno empieza con ideas un poco locas, luego no hallas cómo acomodarlas, cómo ligarlas para que tengan armonía, porque te sale una idea suelta por un lado y otra por otro lado; hasta que pasa el tiempo y te conviertes en un obrero, un trabajador de la composición.
Empecé desde la secundaria, en la iglesia donde era monaguillo escribía mis canciones religiosas y concursaba en cosas escolares, hasta que llegó un programa de televisión, El club del hogar, con Madaleno, quien fue mi padrino. Don Mario Molina Montes me dio la oportunidad de grabar profesionalmente con Chico Che, Juanelo y Lorenzo de Monteclaro, más adelante con Verónica Castro, hasta que llegó “El Príncipe”, con José José, que me abrió las puertas del mundo artístico.
Marco Antonio Solís, El Buki, Beatriz Adriana… creo que tengo como 300 grabaciones. ¿Cuáles son sus temas icónicos? Después de “El Príncipe”, “La fiesta” que grabó Vicente Fernández; “El pequeño ciclón”, que grabó Verónica Castro y se la cantaba a Cristian. “Por amor a mi pueblo”, que grabó Marco Antonio Solís. Beatriz Adriana me grabó el tema “La luna será la luna”. Es muy frecuente que el camino para el compositor no sea tan fácil cuando interpretan sus temas, ¿es su caso? Cuando lo intenté, grabé dos discos hace algunos años y me iba bien, fui a Tuxtla Gutiérrez y Chihuahua, donde se llenó de gente hasta en los árboles, en las ventanas y azoteas, fue impactante. Pensé que llevaban al papa y me decían: “No, vienen por ti, Manolo Marroquín”.
Me impresioné, me impactó, pero después me di cuenta de que yo no sirvo para estar en el show constante, no tengo ese elemento para estar aquí, acá y por allá. Empecé a faltar, no era muy bueno para cantar, me lastimaba mucho la garganta, lo hacía bien cuando estaba en buenas condiciones, pero con un pequeño daño, tronaba y no podía estar cancelando, porque estaba quebrado de la garganta. Mis tonos eran altos, difíciles de cantar y me di cuenta de que lo mejor era irme como compositor y seguir disfrutando de las mieles de las obras que otros interpretan. ¿Le va bien como compositor? Sí, sí me va bien. Pero para ser sincero, sí solo viviera de compositor sería muy difícil, porque tienes temporadas buenas cuando te graba alguien importante; entonces, tus bonos se van para arriba y tus ingresos mejoran mucho, pero luego viene una temporada parejita, plana, donde ya no generas más y la obra se va enfriando y ya no recibes mucho.
Pero lo suplo cantando un poco allá y un poco por acá, pero no tengo montado un show, porque no me siento competente para estar en ese tren de vida. ¿Qué le inspira? Todo, desde el vuelo de una palomita. Un día estaba en la habitación de arriba y en la azotea había una palomita molesta que estaba canturreando “cucú” y ya me había enfadado… y así empecé a componer “Paloma triste disimula tu tristeza…”, un tema que grabó Graciela Beltrán. ¿Cuál es su labor en la SACM? Soy secretario del Consejo Directivo, me toca la conducción y el desarrollo de la asamblea y estar pendiente de todo lo que ocurre entre la presidencia, la vicepresidencia y las bases de la sociedad. Soy el punto intermedio, como el filtro, para conocer las inquietudes de los compositores. A mí me hacen llegar esas inquietudes, se las planteo al Consejo Directivo, ellos me dan respuesta y se trata de resolver o llevar a la asamblea.
Somos una sociedad donde todos los géneros musicales están representados en nuestro Consejo Directivo y eso ayuda a entender a nuestros socios; el rock con Álex Lora, quien es un roquero reventado, pero que es un tipo muy responsable, muy correcto a la hora de las cuentas y los números, es muy bueno para ello. Tenemos a Memo Méndez Guiú que es popero, a Memo Muñoz en música tropical, a herederos como José Alfredo Jiménez Jr., a Martín Urieta en el género ranchero, a don Armando Manzanero en lo romántico, Roberto Belester y un servidor en lo grupero. ¿Cuáles son las problemáticas más constantes de los socios? El pago de regalías, su pago personal. Cuando alguien viene muy inquieto porque no le está llegando el dinero de sus obras, tomo la precaución de decirle: “Me das el título de la obra, el intérprete”, tomo nota, revisamos con la administración. Tenemos áreas para todo, administrativo, legal, jurídico y les pido que me hagan favor de revisar esa obra.
Por ejemplo, si se quejan de que una obra se está tocando en Sinaloa, les pido a nuestros representantes delegados en el pacífico: “Chéquenme este título, este intérprete”, y si es verdad que esa canción está generando, buscamos a quien debe pagar, al artista, al usuario, en los bailes, los palenques, donde quiera que se presente va nuestro delegado a decirle: “Tienes que pagar derechos de autor, porque estás explotando una obra que tiene dueño”.
A veces, ellos dicen: “¿De dónde?” Y nosotros insistimos, porque las obras no caen del aire, ni llegan por arte de magia, todas las obras tienen un autor.
Le decimos al maestro: “De acuerdo, tiene usted razón, su obra está siendo ejecutada aquí y acá, ya la rastreamos y le ha dejado un dinero por ejecución pública”, en televisión, en bares, en centros nocturnos, según sea el caso.
Recaudamos ese dinero y le decimos: “Usted tiene derecho a ese dinero, nada más demuéstrenos que es el autor”, y eso lo puede hacer con un registro de obra para regularizar todo y le llega su regalía. Esa es la inquietud más recurrente entre nuestros socios. ¿Cuáles son las canciones o los autores mexicanos más reconocidos a escala mundial? Armando Manzanero es el autor mexicano vivo más grande que tenemos. Sus obras “Somos novios”, “Esta tarde vi llover” y de lo más reciente, “No sé tú” es de lo más exitoso en todo el mundo.
Agustín Lara sigue siendo muy reconocido por su obra, por temas como “Granada”. Álvaro Carrillo con “Sabor a mí” y Consuelito Velázquez con “Bésame mucho”, que es una de las canciones que más regalías genera en el mundo.
Martin Urieta en los últimos años ha crecido mucho, porque sus obras se están escuchando y versionando en diversas partes del mundo.
Fato es otro compositor que en los últimos años también ha tenido mucho éxito.