Concluye con éxito cirugía de mandíbula en el Hospital Juárez
El paciente fue intervenido para retirarle un tumor de 7 cms que le deformó la cara
En el Hospital Juárez se extirpó un tumor de siete centímetros que deformó la mandíbula izquierda de un hombre de 34 años y para llevar a cabo la reconstrucción de la parte se usaron injertos de hueso provenientes de un banco de tejido. Tras un proceso de rehabilitación, el paciente recuperará ciento por ciento la movilidad. El encargado de la operación, el cirujano maxilofacial Carlos Eduardo Ordóñez detalló que se trataba de una tumoración benigna y frecuente, pero en la cavidad oral resulta agresiva para cualquier actividad, por ello, un equipo multidisciplinario logró realizar esta reconstrucción de mandíbula en el Hospital Juárez del centro.
Ordóñez, coordinador de la Unidad Médico Quirúrgica del hospital, recordó que el paciente —oriundo de Veracruz— llegó con una gran destrucción de mandíbula, que invadía tanto raíces como dientes, y le quedaba una mínima línea delgada de hueso.
Se le tomaron biopsias y tomografías y se llegó a la conclusión de que tenía una ameloblastoma, un tumor benigno en cavidad oral, pero agresivo por su capacidad de haberse infiltrado a los huesos, desde los dientes hasta molares, por lo que puede reaparecer la tumoración pese a que no presentaba otras complicaciones de salud.
Hace un año, él se detectó una bola tenía del tamaño de una canica que después creció hasta siete centímetros, causando deformidad, pero de no haberse atendido hubiera aumentado su tamaño al de una pelota de béisbol, imposibilitando la alimentación y elevando la malformación. “Es un ameloblastoma, que se presenta en hombres y mujeres, con 11 por ciento de prevalencia. Rara vez propicia metástasis en otras áreas del cuerpo. No hay causas específicas, ni factores genéticos, pero se sabe que aparece cuando las células formadoras de dientes crecen descontroladamente. “Aunque en ocho años se han operado 10 casos como este, el del paciente veracruzano, quien se dedica a vender naranjas, era el tercero más grande atendido por lo que se procedió, después a extraer el tumor, a colocar una placa de reconstrucción para evitar afectar tejidos y poder injertar hueso, así como disminuir riesgos de dolor e infecciones”, detalló.
El proceso se hizo hace dos años y ahora se valora, como parte de la rehabilitación, si le colocan implantes para evitar que ese injerto pierda resistencia.
“La cicatriz se ve poco, el paciente retomó sus actividades cotidianas como volver hablar o masticar, y evaluamos las alternativas para que recupere la funcionalidad ciento por ciento”, concluyó Ordóñez. m