Después del estado de bienestar que disfruta
La Liga Premier ha gozado de un amplio periodo de estabilidad que en el año 2022 pudiera cambiar por la vigencia de los derechos de televisión
El estado de bienestar en Europa es una especie de pacto entre la sociedad para repartir más equitativamente los beneficios y la riqueza entre toda la población. Significa tener acceso a educación, pensiones, sanidad, cultura y servicios públicos de calidad.
La Liga Premier ejemplifica de manera perfecta ese estado. Con el modelo de distribución equitativa de los ingresos, se logra un escenario idílico para los clubes que la componen. Ello permite a sus equipos una estabilidad ecónomica envidiable para casi todo el resto del planeta futbolístico.
Esta semana se anunció la venta de cinco de los siete paquetes de televisión de la Liga inglesa y hay un factor interesante; el valor de esos cinco paquetes fue ligeramente inferior al del ciclo vigente. Las mismas empresas, Sky y British Telecom, pagaron 4.4 billones de libras en esta ocasión; comparados con los 5.1 millones de libras pagados por el periodo actual.
Esta venta fue por los derechos domésticos y se espera un incremento en los derechos internacionales, del que hemos venido hablando; el cual, muy probablemente, se dé por la entrada de competidores digitales a la puja.
Es posible que la red social Facebook participe en la subasta, debido al precedente de su interés por derechos audiovisuales para el cricket en India; tampoco sería raro ver que Amazon concurse, ya que ofrece streaming del jueves por la noche en la NFL.
Google pudiera tratar de captar suscriptores para YouTube TV a través del futbol, imitando así la fórmula de crecimiento en abonados de Sky en Reino Unido; incluso, América Móvil y Claro Sports, que realizaron una importante oferta por la selección mexicana de futbol, pudieran apostar por una de las mejores Ligas del mundo.
Los participantes en la venta de derechos internacionales de la Liga Premier serán un indicio del futuro en las transmisiones del futbol a nivel mundial. La venta doméstica nos lleva a inferir que el ligero decremento indica un mercado a la baja, lo cual no es sorpresa, si consideramos que las audiencias han pasado de la TV a los medios digitales y por consecuencia también han migrado los anunciantes.
Es claro que estamos en un periodo de transición; el futbol no está preparado para el modelo Chivas TV; sin embargo, como el contrato de la Liga Premier indica, el dinero de la televisión seguirá financiando la industria del balompié en el corto y mediano plazo.
El 2022 parece ser el cero para el futbol mundial. En cuatro años vencerá el nuevo contrato de la Liga Premier y con la celebración de la Copa del Mundo también terminará el flujo de inversiones provenientes de Qatar, descrito en mi columna de ayer.
Los patrocinios también van a la baja, con auspiciantes cada vez más estrictos en la medición del retorno de inversión de su publicidad en uniformes, vallas, estadios, jugadores, etcétera.
Además, el avance de la tecnología y la realidad virtual democratizarán el deporte. Tal como los eSports nos indican, los atletas ya no serán necesariamente los únicos sujetos de admiración. Los gamers, influencers, generadores de contenido y opinión competirán en popularidad con aquellos hoy venerados por su capacidad y talento en las canchas.
Estos nuevos actores que aparecen en escena demuestran que las estrellas deportivas tendrán que ser aún más cercanos a sus seguidores, deberán tener mayor contacto que la comunicación directa que hoy mantienen vía redes sociales.
La experiencia en los estadios tendrá que mejorar aún más y considero que las transmisiones de TV pudieran evolucionar a una experiencia parecida a la que se vive en una sala de cine IMAX o 4DX .
El año 2022 será un año clave para el balompié mundial y si México-Estados Unidos-Canadá ganan la candidatura conjunta para el Mundial 2026, la inversión norteamericana para el certamen pudiera evolucionar al futbol hacia un espectáculo muy atractivo para las nuevas generaciones.