¡Aguado, dotor Mancera!
Supongo que, como ya no tiene nada qué perder, el dotor Mit, quizá también envalentonado por los discursos del licenciado Peña que viven en el éxtasis del optimismo que hace rabiar a los irritados irracionales (igual que la economía espera que el tricolor tenga “buenos resultados”), anuncia que nunca se deslindará del PRI, digan lo que digan los demás. Cualquier otro en su situación de inmediato habría abominado del PRI, señalado su triste pasado, nombrado a sus dilectos atracadores, símbolo de la corrupción y del abuso, sin soslayar a aquellos como Ochoa Reza, El Chapita Eruviel y el Nuño Artillero, que han hecho todo lo posible para sabotear la campaña, solo para salvar algo del pellejo y recuperar un chisguete de credibilidad que, con un poco de suerte, les redituará aunque sea un mendrugo de votos.
Pero Pepe no, él se queda en el Titánic para hundirse junto a todos los choznos de don Plutarco, salvo aquellos que ya están saltando del barco antes de que venga el naufragio. Todos aquellos que ya están buscando acomodos en otros partidos para no estar fuera del presupuesto, que es vivir en el horror. Y es que, como bien sabemos, no todos tienen la suerte del dotor Mancera, que con un nivel de popularidad más bajo que el de las fotumultas ya fue nominado por el PAN para ser su líder en el Senado, lo cual en sí mismo es un salto cuántico cómico-ideológico-musical.
Por supuesto no es reprochable, porque don Miguel Ángel tiene derecho a reconstruir su carrera política antes que Ciudad de México. Aunque el encargado de ese trabajo, Ricardo Becerra, haya renunciado a la encomienda porque los recursos para tal efecto se han desviado, dicen las malas lenguas, para temas electoreros de los perredistas más siniestros.
Lo bueno para Mancera es que el nuevo sismo no fue tan grave como el del 19 de septiembre; lo malo es que vino a recordarnos que todavía hay muchos damnificados viviendo en las calles, esperando el apoyo de los funcionarios e instituciones que a la hora de la tragedia fueron hasta los escombros a prometerles toda clase de maravillas que hasta el momento no han cumplido.
Seguro que el próximo ex jefe de Gobierno ahora sí los va a ayudar desde su escaño, no lo dudemos.
Bueno, todavía falta ver si al final Chicken Little Anaya no le juega cubano a Mancera, como ha hecho con otros allegados. Ya ven lo que dijo Corral: que Anaya se agandalla las pluris y podría dejar al dotor como él abandonó a las víctimas del terremoto. ¡Aguado! M