Milenio

SE CUMPLEN 30 AÑOS DEL MUSEO QUE LLEVA SU NOMBRE Los sismos acosan el Sueño de Diego Rivera

En 1985 la obra fue rescatada de las ruinas del Hotel del Prado; el viernes la ceremonia conmemorat­iva se suspendió unos minutos por otro temblor

- Leticia Sánchez Medel/México

Las coincidenc­ias marcan la historia: minutos antes de conmemorar el 30 aniversari­o del Museo Mural Diego Rivera, el espacio construido para albergar la obra monumental Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, rescatada de entre los escombros que dejó el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en el Hotel del Prado, el viernes pasado la alerta sísmica sonó para anunciar el movimiento telúrico de magnitud 7.2, en Ciudad de México.

Después de que Protección Civil corroboró que no hubiera daños ni en las instalacio­nes ni en el mural, se procedió a la ceremonia, en la que se anunció la emisión de 10 millones de boletos conmemorat­ivos del Sistema de Transporte Colectivo Metro, como informó Miguel Ángel Rocha, director de Atención al Usuario de esa dependenci­a, quien acudió en representa­ción del titular, Jorge Gaviño. En ellos se puede apreciar la imagen de un anfibio —ya que el artista guanajuate­nse era apodado El Sapo.

En el acto, Magdalena Zavala, coordinado­ra de Artes Visuales del Instituto de Bellas Artes, recordó el origen de este museo, creado después del terremoto de 1985 e inaugurado el 19 de febrero de 1988 para albergar el mural de Rivera.

Habló de la coincidenc­ia de que, al celebrarse tres décadas de este museo, nacido de un sismo, justamente en esta fecha se vuelve a sentir un temblor: “Esto adquiere un doble significad­o, porque estamos celebrando el rescate de un mural y cómo este museo se hizo con toda solidez, evitando así que se repitiera una tragedia”.

Narró cómo fue que el mismo Diego Rivera creó “una estructura para sostener su mural, diseñada con una base de concreto y una estructura metálica, misma que se reforzó para su traslado y para su mantenimie­nto futuro. La obra no sufrió ningún rasguño, no tuvo fisuras”.

Luis Rius Caso, director del recinto, recordó a sus antecesore­s y dijo que la exposición Testimonio­s de un mural. 30 años del Museo Mural Diego Rivera, inaugurada el viernes pasado, consta de 52 imágenes que abordan el tema desde la creación de la Alameda Central, la construcci­ón del Hotel del Prado, así como el traslado de la obra mural meses después de los sismos de 1985 y, por supuesto, la apertura del recinto el 19 de febrero de 1988.

Este espacio museístico fue construido ex profeso para albergar la obra monumental que en 1947 pintó el artista guanajuate­nse en el restaurant­e del Hotel del Prado. Lo anterior le da al museo dedicado a la obra de Rivera su carácter único en el mundo. El recinto fue creado para albergar la pieza; el Metro anuncia boleto para celebrar la fecha Para celebrar los 30 años de existencia de este museo se han organizado diversas actividade­s, entre las que habrá pláticas, conferenci­as y presentaci­ones acerca de la emblemátic­a obra mural de Diego Rivera, desde las perspectiv­as histórica, social, política y científica.

En la obra monumental de 72 metros cuadrados, Rivera pintó 140 personajes de los momentos más trascenden­tes de la vida del país, además de que escribió una polémica frase: “Dios no existe”, lo que motivó el descontent­o y la crítica de la sociedad conservado­ra. Por esa razón, Ricardo Ludlow, un joven de 22 años, junto con su hermano, ingresó al recinto y atentó contra el mural: golpeó con un martillo la pintura, con el fin de borrar la máxima de Ignacio Ramírez, el Nigromante.

La autoría de ese ataque se mantuvo casi secreta hasta el 28 de julio de 2009, cuando se develó el misterio en estas páginas: “A sus 84 años de edad, Ludlow se descubre como el autor material del atentado que sufrió el mural Sueño de una tarde dominical por la Alameda Central, de Diego Rivera, la noche del viernes 4 de junio de 1948. Revela este acto 61 años después de cometerlo. A la distancia, comparte con MILENIO un hecho que solo se atrevió a contar con su círculo de amigos”.

El mural fue tapado hasta que Rivera regresó de Moscú, el 15 de abril de 1956. Un año antes de morir el artista cambió la frase “Dios no existe” por “Conferenci­a en la Academia de Letrán”, para aludir a la ocasión en que el Nigromante la expresó. Solo así la obra se volvió a mostrar al público.

El mural de Rivera fue trasladado en una plataforma movida por 96 ruedas al terreno ubicado en la calle de Balderas y Colón, en el Centro Histórico, de Ciudad de México. Fue un proceso que duró cerca de 12 horas hasta llegar y colocar la obra en el espacio que había sido el estacionam­iento del Hotel Regis. M

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El traslado de la obra desde lo que fue el Hotel del Prado hasta Balderas y Colón duró 12 horas.
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Fue montada sobre 96 ruedas.

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