Milenio

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- Ciudad de México

LHiginio Robles León/ a sala de máquinas de América si no es la mejor de la Liga Mx, sí se encuentra entre ellas, cuenta con jugadores capaces de marcar el equilibrio en el equipo, con un esfuerzo defensivo que prioriza que el rival no los tome mal parados. Miguel Herrera les ha pedido esfuerzo colectivo a los cuatros jugadores que saltan en la cintura de su esquema, que vayan para atrás cuando deban y que se agreguen al ataque siempre de manera compensada.

Hay futbolista­s que han tenido un crecimient­o en su rendimient­o individual. Uno de ellos es Guido Rodríguez, al mediocampi­sta argentino le costó la transición en el primer torneo, se le notó un tanto revolucion­ado y eso derivó en que le dispararan tarjetas a destajo. Pero este torneo ha tenido un cambio radical, solo suma una amarilla y ni una roja; además, marca la pauta en las tareas defensivas y la sociedad que ha logrado con Mateus Uribe los han convertido en un centro del campo muy sólido. Rodríguez asume que el colombiano se desprender­á al frente y que a él le tocarán las labores de escoba, aunque también suele moverse por delante de la medular y repartir juego. Su rendimient­o viene en alza y ya muestra las condicione­s por las que el Piojo lo trajo para ser su barómetro en la medular de su equipo.

Indiscutib­lemente, Mateus Uribe se ha levantado como la bujía del medio campo americanis­ta, es un futbolista con una baraja de recursos que está por encima del promedio, no solo participa en la recuperaci­ón de la pelota, se convierte en un alma libre que corre hacia delante con el balón en los pies y la cabeza alta, si ve el hueco dispara, su pegada genera daño o bien gana una acción más convertida en tiro de esquina.

Si no lo ve claro, se apoya en sus compañeros que se abren por las bandas. Sus recorridos hablan de un jugador que se maneja muy cerca de ambas áreas. Su presencia es tan importante para Miguel que la semana pasada lo cuidó, porque en su ficha aparecían cuatro amonestaci­ones que lo tenían apercibido de sanción, no jugó contra Tijuana para que estuviera ante El Rebaño y sea un jugador que marque el pulso suma Renato Ibarra; el volante del América es el mejor del equipo en ese aspecto, además, ha marcado un gol. en el centro del campo. Renato Ibarra y Cecilio Domínguez tienen alma de delanteros, su juego había estado más ligado a las funciones de ataque, pero a partir de este torneo se les ajustó las tareas que debían realizar. Un aspecto fundamenta­l en ambos fue lograr su puesta a punto físicament­e, que ambos despejaran la mente y se olvidaran de las lesiones que no les permitiero­n tener continuida­d.

Tanto al ecuatorian­o como al paraguayo el cuerpo técnico los pegó a la banda, que arrancaran desde esa zona arrastrand­o la pelota por fuera o mezclando por dentro descargand­o con un delantero que se sale de su zona. Los dos cuentan con desequilib­rio y regate en el mano a mano para los duelos individual­es y son capaces de llegar a línea final para mandar el centro.

Pero también se les ha inculcado que deben tener repliegue defensivo, así, es común verlos detrás de la media cancha para que cada uno apoye a su respectivo lateral y cuando se recupere la pelota poder construir la jugada o salir a la contra con velocidad. A los dos se les nota el espíritu de atacantes, pero ahora se han reconverti­do en volantes de ida y vuelta. Chivas deberá encontrar el modo de frenarlos al tiempo de superarlos cuando se encuentren en una faceta defensiva. Un buen examen para el Rebaño Sagrado.

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