Milenio

La política es guerra sucia

Se pueden indignar, pero no asustar. Florestán

- JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com Twitter: @lopezdorig­a Web: lopezdorig­a.com Nos vemos el martes, pero en privado

Ayer contaba Florestán que en política no hay guerra sucia, que lo sucio es la política, lo que, con todo respeto a este entrañable personaje, debo decir, no es ningún descubrimi­ento, es una síntesis, retrato escrito perfecto, de esa realidad.

Solo los novatos o los ingenuos pueden pensar que ese campo de batalla se rige por el fair play.

No, es un encuentro sin reglas, todo cabe y todo se vale, aunque hay quienes habiendo hecho de todo, salen, de entre las heces, a pedir ese juego limpio.

Veo la foto donde Ricardo Anaya acudió a la PGR a dejar un escrito y encabezar un mitin con una declaració­n y veo personajes que en su momento no sé si operaron, pero sí dejaron correr lo que ahora denuncian, como Santiago Creel, que era secretario de Gobernació­n cuando Vicente Fox cavilaba sobre el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, a principios de 2005, y, hasta donde sé, no metió las manos para impedir el accionar de la PGR. Me puede decir que obedecía un fallo de la Corte, lo que es cierto, pero también lo dejó correr sabiendo, de acuerdo a los cálculos de entonces, que se deshacía de un enemigo en la carrera presidenci­al, que no ganó pese a ser el favorito de Fox y Marta, a los que derrotó Felipe Calderón en una dura contienda interna que ya no se volvió a dar en su partido.

Pero esas son cosas que pasan en la vida política, donde sigue siendo válido el principio de que a quien no le gusten los calores que no se meta a la cocina, aunque hay quienes quieren andar en una cocina sin calores, lo que es imposible.

No estoy justifican­do, por supuesto, la guerra sucia ni el uso de quienes están en el poder de las institucio­nes del Estado como herramient­a electoral. Solo estoy tratando de explicar que eso es así. ¿Que no lo debiera ser? Por supuesto que no, pero ese es un deseo, la supremacía del ser sobre el deber ser.

Retales

1. BOQUITA. Estoy en desacuerdo en que la PGR haya publicado el video de la breve visita de Anaya, pero también en el hijo de puta que luego reivindicó Diego Fernández de Cevallos y que le habían endosado a Anaya, aclarando que no fue para el funcionari­o, sino para la institució­n. Al diablo con las institucio­nes; 2. SENADO. Ya está claro que el Senado no resolverá en este su último periodo ordinario el caso del fiscal general de la República, por lo que Alberto Elías Beltrán terminará el sexenio como encargado de la PGR, ni el del fiscal Anticorrup­ción y en la Cámara de Diputados tampoco el del Auditor Superior de la Federación. Les quedan ocho sesiones; y 3. RELEVO. Roberta Jacobson fue confirmada como embajadora de Estados Unidos en México, a propuesta de Barack Obama, el 28 de abril de 2016, juró el cargo el 5 de mayo y se vino a la residencia del Paseo de la Reforma. El triunfo de Donald Trump, seis meses después, le acortó la misión. Ahora anuncia que se va en mayo y que se retira del servicio exterior después de 31 años. La vamos a extrañar. M

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