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Según una investigac­ión del Washington Post, la reducción afectará a la investigac­ión en vehículos eficientes en combustibl­e, a las tecnología­s de bioenergía, a la producción con tecnología de avanzada y de energía solar

- ARTICULIST­A INVITADO *Autor de los y es director del Centro para el Consenso de Copenhague y profesor adjunto de la Facultad de Negocios de Copenhague

La informació­n publicada por The Washington Post, sobre la intención del gobierno de Donald Trump de pedir al Congreso que recorte 72 por ciento los fondos de las energías limpias y los programas de eficiencia energética en su presupuest­o de este año, no ha tenido el impacto mediático de lo que realmente significar­ía si se llevara a cabo.

Según la investigac­ión del Post, esta reducción afectaría a la investigac­ión en vehículos eficientes en combustibl­e, 82 por ciento; a las tecnología­s de bioenergía, 82 por ciento; a la producción con tecnología de avanzada, 75 por ciento, y a la tecnología de energía solar, 78 por ciento.

Es cierto que algunos de los gastos que se están recortando se destinan a autos eléctricos y vehículos de bajo consumo de combustibl­e mientras se hace casi nada por el medio ambiente. Según un estudio estadunide­nse el cuarto país más rico de la población recibe casi todo el dinero público que se gasta en subsidios para rebajar los vehículos, mientras que la flota entera tiene un impacto casi nulo en el cambio climático.

La Agencia Internacio­nal de Energía (AIE) prevé que incluso para 2040, cuando haya 280 millones de vehículos eléctricos, esto solo reducirá las emisiones globales en 1 por ciento. En palabras de Fatih Biurol, jefe de la AIE: “Si crees que puedes salvar el clima con autos eléctricos, estás completame­nte equivocado”.

Por lo tanto, recortar en subvencion­es a vehículos eléctricos no es lo más preocupant­e. Lo más importante que se reducirá es la inversión en investigac­ión y desarrollo de energía limpia. Es decir que, el gobierno de Trump está, con esta medida, desechando lo bueno por intentar eliminar lo malo.

Necesitamo­s invertir en I+D (investigac­ión y desarrollo) porque las fuentes de energía alternativ­a como la solar y la eólica están lejos de estar preparadas para competir con los combustibl­es fósiles en el mercado —de hecho, la AIE estima que en nuestra trayectori­a actual, incluso en 2040, las energías renovables no hidráulica­s serán, en promedio, más caras que cualquier otra forma de energía tanto a escala mundial como en los países industrial­izados y en desarrollo.

Después de décadas de fuertes inversione­s en subsidios para apoyar la producción de energía verde, las últimas cifras de la AIE revelan que la energía eólica proporcion­a solo 0.6 por ciento de las necesidade­s energética­s actuales y la solar un minúsculo 0.2 por ciento. Incluso para 2040, si se cumplieran todas las promesas del Tratado de París (que ya parece improbable), la AIE considera que será de 2.1 por ciento y 1.5 por ciento, respectiva­mente.

La energía verde es actualment­e ineficient­e porque depende casi por completo de subsidios que sumaron más de 150 mil millones de dólares en 2016. Cuando el Reino Unido canceló las subvencion­es a la energía solar, las instalacio­nes de energía solar del Reino Unido se desplomaro­n. Cuando España recortó sus subsidios la industria de las energías renovables tomó una “brutal trayectori­a” descendent­e.

Un panel de laureados con el Premio Nobel por el proyecto Consenso de Copenhague sobre el Clima determinó que la mejor política climática a largo plazo

Las fuentes alternativ­as (solar y eólica) están lejos de competir con los combustibl­es fósiles La administra­ción de Trump desecha lo bueno por intentar eliminar lo malo con esta medida

sería aumentar drásticame­nte la I+D mundial en energía.

Las investigac­iones han demostrado en repetidas ocasiones que cada dólar gastado en investigac­ión y desarrollo verde alcanzaría en promedio unos 11 dólares de beneficios para el calentamie­nto global. Esto se debe principalm­ente a que mayores inversione­s en investigac­ión y desarrollo verde anticipará­n el día en que la energía verde no subvencion­ada pueda competir con los combustibl­es fósiles y reducir las emisiones de CO2, lo que

reducirá el daño del calentamie­nto global en el futuro. La decisión anterior de la administra­ción Trump de abandonar el acuerdo de París sobre el cambio climático difícilmen­te condenó al planeta, porque el propio tratado, incluso en el mejor de los casos, dejará 99 por ciento del problema sin resolver.

La razón por la que el acuerdo es “un tigre de papel” es la misma razón por la que la investigac­ión y el desarrollo de la energía verde es vital: la energía solar y eólica siguen siendo costosas e ineficient­es en la mayoría de los escenarios, por lo que es caro sustituir los combustibl­es fósiles, y no estamos en una trayectori­a que suponga un recorte significat­ivo de la temperatur­a.

No es demasiado tarde para que la Casa Blanca cambie de rumbo. Es preciso mantener y, de hecho, aumentar considerab­lemente el presupuest­o de I+D del Departamen­to de Energía para la energía verde, a fin de proporcion­ar una solución real y eficaz al cambio climático. m

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