Carta al tocayo Ricardo Alemán
Estimado tocayo: hay que promover la muerte del mensaje, no la del mensajero. Tu tuit del sábado pasado en la noche, “Les hablan!!!” (donde reproduces un texto recordando que han sido fans los que mataron a Lennon, Versace y Selena y se conmina a los “chairos” a hacer lo mismo), convirtió en un cisne negro al inofensivo pajarito azul de Twitter (un monarca nuquinegro que habita en Asia), generando dos tendencias nacionales y 180 mil tuits orgánicos (la mayor parte críticos) en unas pocas horas.
Como te lo he comentado en otras ocasiones, AMLO es el efecto no la causa, el reflejo no la fuente, el tronco no la raíz, del odio, la ira y la rabia social que recorren el país, desde Tijuana hasta Tapachula.
Así como el asesinato de Lennon no mató a los Beattles ni el de Versace acabó con el festival fashion de Milán, ni el sacrificio de Selena sepultó la música TexMex, así tampoco concitar la muerte de AMLO acabará con el mal estado de ánimo, ni mucho menos, evitaría el fin del régimen político o silenciaría el grito de cambio que tiene electrizado al país.
Tocayo, el papel de AMLO en este momento es únicamente ser el guía, ser el faro para que la ola de odio, ira, rabia, hartazgo y castigo que recorre el país por la inseguridad, la corrupción, el desempleo, el empleo mal pagado y otros tantos agravios y frustraciones se traduzca en votos no en balas, y ese tsunami de indignación llegue a buen puerto el próximo 1 de julio, en forma pacífica, alegre y civilizada.
En ocasiones, hay que ser más valiente y fuerte para domar y enjaular un tigre que ya está suelto, que para provocarlo, azuzarlo y “cuchilearlo”.
AMLO es un dirigente “antisistema” que juega con las reglas del sistema (lleva 12 años bregando en plazas, parques y carreteras del país, sin un vidrio roto y ajustándose a legislaciones electorales cada vez más restrictivas); Morena es un movimiento social que se propone cambiar y transformar el sistema desde su raíz, no destruirlo ni incendiarlo. AMLO y Morena son la némesis del sistema, no su necrosis.
Acabar con la corrupción y el tráfico de influencias, adecentar el servicio público, romper el vínculo orgánico entre poder político y poder económico, fortalecer el mercado interno y el salario de los trabajadores, reducir la desigualdad expandiendo la clase media, convertir los sicarios en becarios, construir más universidades de alto rendimiento que cárceles de alta seguridad para los jóvenes, garantizar la soberanía alimentaria frente a la hambruna globalizadora, y equilibrar las fuerzas del Estado con las del mercado, nada de esto es disfuncional al sistema económico, social y político mandatado en la Constitución. Al contrario, son el correctivo, el freno y el contrapeso natural a los años de excesos, desgastes y desviaciones de un modelo económico que apostó todo a la liberalización y privatización indiscriminadas.
En otras palabras, por los excesos neoliberales del PRIAN, hoy existe un correctivo y una esperanza popular llamada Morena.
Tocayo: hay que acabar con el mal mensaje, no con el mensajero. Eso lo aprendí de ti. Matemos la corrupción. Disparemos al corazón de la oligarquía político-económica. Clavémosle una estaca a la impunidad. Démosle un golpe mortal a la desigualdad. Acribillemos con un cuerno de chivo el desempleo y el empleo mal pagado. Sepultemos la inseguridad y la violencia. Y vas a ver como AMLO, Morena y sus simpatizantes dejaremos de ser millones para convertirnos en miles, centenas o decenas.
Este es el magnicidio que debemos promover, no el AMLOcidio.
Y aunque con frecuencia difiero de tus comentarios y opiniones espero volver a tener pronto la oportunidad de escucharte y leerte al amparo de un bien público superior, tan importante para la democracia como la preservación de la vida humana de un opositor político: la libertad de expresión. M