Milenio

Pennac, escéptico sobre los efectos de la literatura

Retoma diecisiete años después la popular serie sobre su personaje Benjamin Malaussène

- NO ESCRIBE “POR PRESIÓN DE LOS LECTORES” EFE/Barcelona, España

El escritor francés Daniel Pennac, que retomó diecisiete años después la popular serie sobre su personaje Benjamin Malaussène, su familia y amigos, explicó en Barcelona que es “escéptico” sobre los efectos de la literatura en la realidad.

Pennac, irónico, destila tanto en sus novelas como en sus ensayos una vis cómica que utiliza para criticar la sociedad contemporá­nea. El autor de Como una novela asegura: “En general, tampoco quiero emocionarm­e demasiado sobre los efectos de la literatura sobre la realidad”.

Y añade que ha convertido en su lema una célebre frase del poeta ruso Mandelstam que dice que “quizá no podemos hacer nada, pero al menos siempre podemos contarlo”.

Tras publicar en 1994 Como una novela, un apasionado homenaje a la lectura sin complejos, el éxito de la saga Malaussène permitió a Pennac dejar la enseñanza para dedicarse por completo a la literatura.

Aquella saga incluyó La felicidad de los ogros, El hada carabina, La pequeña vendedora de prosa, El señor Malaussène, Entre moros y cristianos y Los frutos de la pasión.

Sigue pensando Pennac que es un “milagro” que le lean, especialme­nte las novelas, en las que “el

El escritor sigue pensando que es un “milagro” que le lean, especialme­nte las novelas

escritor trabaja desde la soledad más absoluta, y no se hace una representa­ción de quién va a ser su lector, lo contrario de lo que sucede con los ensayos, en los que sí piensa en el lector”.

En El caso Malaussène. Me mintieron (Literatura Random House) vuelve a aparecer Benjamin Malaussène con unos cuantos años de más y trabajando en la misma editorial en la Francia de hoy en día, donde prevalecen las desigualda­des sociales”.

No hay una razón especial detrás de esta vuelta de Malaussène 17 años después: “He estado haciendo otras cosas, pero un día sentí la necesidad de recuperar la escritura de Maulaussèn­e, que era una forma de escribir específica para la saga”, pero en cualquier caso, advierte, que “nunca” lo hizo “por la presión de los lectores”. Y Ejemplific­a: cuando todos le pedían el segundo volumen de la saga, él sintió la necesidad de escribir sobre su hermano, fallecido hace diez años, y dejó de escribir sobre Malaussène. m

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