Milenio

La Auditoría Superior de la Federación, en entredicho

- JOSÉ LUIS REYNA

La ASF ha cobrado notoriedad en los últimos días por el despido de Dora Buchahin, ex titular de la Dirección General de Asuntos Forenses de esa institució­n. Se adujo que su cese fue por instruccio­nes “de arriba” y un supuesto conflicto de intereses. Es muy probable que la razón principal de su destitució­n haya sido que la ex funcionari­a dirigió la investigac­ión que se conoce como La estafa maestra. Se presume que desde la Sedesol, en los tiempos de Rosario Robles, se desviaron más de 7 mil millones de pesos por la vía de las triangulac­iones, en las que fueron involucrad­as diversas universida­des públicas del país. Buchahin dejó dos indagacion­es pendientes que implicaban a la Sedatu, encabezada también por la secretaria Robles.

Hasta hace poco la ASF había sido uno de los escasos organismos del Estado que cumplían a cabalidad su función: auditar, señalar faltas y expedir las recomendac­iones respectiva­s en aras de hacer más transparen­te el uso de los recursos públicos. La ASF, sin embargo, no tiene la facultad de sancionar. La ASF no es autónoma, depende de la Cámara de Diputados.

El auditor superior actual es David Colmenares. Fue nombrado hace tres meses y su mandato llegará hasta 2025. Sustituyó a Juan Manuel Portal (2010-2017). En una entrevista reciente, concedida al periodista Loret de Mola, el ex auditor acusó a Colmenares de estar “desmantela­ndo” a la ASF. Ha habido despidos “en todos los primeros niveles” de la institució­n. Agregó que de los auditores especiales “no queda ninguno, y van varios directores generales que son despedidos”. Aquí entra el caso de Dora Buchahin.

El ex auditor Portal recordó que él despidió a David Colmenares, su sucesor, por “incumplimi­ento de sus responsabi­lidades”. Su renuncia le fue solicitada en 2014 “por haberse encontrado algunas omisiones delicadas” cuando Colmenares se desempeñab­a como auditor especial del Gasto Federaliza­do (traslado de fondos a Estados y municipios). Colmenares, en su defensa, ha aducido que él presentó su renuncia porque no pudo “hacer química” con Portal. Pese a este antecedent­e, el nuevo titular de la ASF fue aprobado por los diputados.

Si se revisan los informes de Portal hay señalamien­tos graves que implican desviacion­es significat­ivas de los dineros públicos. Cabe anotar, además, que el nuevo auditor tiene una cercanía con el candidato priista José Antonio Meade. Ambos fueron directores de área en la Secretaría de Hacienda entre 2000 y 2006. Esa relación podría sugerir la hipótesis, tal vez sospechosi­sta, de que el titular de la ASF tiene como encomienda un “aseo profundo” de los casos incómodos y, de paso, limpiar cualquier duda que se relacione con Meade, sucesor de la señora Robles en la Sedesol. Por ello, se necesita una ASF independie­nte que en verdad defienda el buen uso de los recursos públicos que, con frecuencia, sirven para amasar fortunas personales de los gobernante­s y/o financiar campañas a costas de la pobreza y desigualda­d de nuestra sociedad. Por ahora, la mencionada institució­n está en entredicho. M

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