DOMINGO PAMBOLERO EN TRES ACTOS Las pasiones fluyeron este día victorioso donde hinchas y villamelones, mexicanos y extranjeros por igual, se lanzaron al Ángel de la Independencia. Éste es el triunfo en voz de algunos asistentes
“Somos el país más chingón del mundo!” Mientras Nicolas Kupatitzio pasea a su madre, Esmeralda Servín, de 91 años, en silla de ruedas, celebra el triunfo contra Alemania con una satisfacción que le cubre el rostro sonriente. “Nosotros podemos ser potencia mundial cuando queramos”. Él considera éste su mejor día del padre, cuando sus hijos y nietos se encuentran en Chihuahua y él en Ciudad de México. “Es un sueño hecho realidad”, señala. “Nací en México, pero hablo portugués. Noté una unión en el equipo y eso los hizo ganar.” A Soyari Carvallo le corre sangre brasileña y mexicana. Mientras Brasil y Suiza se disputaban el balón a esa misma hora, ella prefería apoyar a la escuadra local. Su madre, Sonia, es proviene de Río de Janeiro, pero su corazón late hacia el norte: “Yo apoyo mitad y mitad. Amamos a México”. “Somos alemanes, pero medio chilangos.” Valentín se distingue por ser un güero en medio de la marabunta. Ese día olvidó su natal Múnich para celebrar a los de la camiseta verde; él se nombra ”el hijo perdido de Valentín Elizalde”. A su amigo Daniel, originario de Fráncfort, tampoco le importa que el campeón del mundo haya sido derrotado mientras haya guacamole que comer. “Los mexicanos son bien chidos y solo le vamos a sus partidos”. A ellos les tiene sin cuidado el futuro de su propia selección.