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nía en aprietos a Guillermo Ochoa, quien detuvo bien el tiro raso del alemán. México llegaba una y otra vez, con un buen toque, pero muy mala definición. No elegían bien a la hora de culminar. Osorio, pensativo, se hincaba otra vez en su área técnica. Se ponía las manos en la cabeza justo cuando Carlos Vela estrellaba el balón en un rival. Como cuando Layún prefirió tirar que mandar el centro a Vela que ingresaba solo al área.
Después del gol de Lozano, al minuto 35, la siguiente jugada que podía poner el empate fue en la que Toni Kroos sacó un tiro ATAYDE que al final se estrelló en el arco gracias a la providencial atajada de Ochoa, quien con las uñas tocó ese balón.
Luego de eso, Alemania, obligado, fue por el empate. Los de verde buscaron entonces los resquicios que dejaban atrás para intentar ampliar el marcador. Así fue como Vela sacó un disparo que dio otro susto.
La segunda mitad distó mucho a lo ocurrido en la primera. La campeona del mundo, por supuesto, se fue al frente. México aguantó e intentó aprovechar algún descuido. Una de las más claras en esos momentos la tuvo el Chicharito, quien tras un contragolpe mandó un centro con mucha fuerza, por lo cual Vela, quien entraba solo, no alcanzó la bola. Müller tiró y Ochoa estaba atento, aunque ya se había marcado fuera de lugar.
Los cambios comenzaron. Entró Edson Álvarez y salió Vela. Los mexicanos se levantaron de su butaca cuando el balón le llegó a Kimmich y éste intentó una chilena que pasó cerca. Alemania ya estaba encima y los nervios emanaban de los mexicanos. Sus rostros de tensión eran el reflejo de lo que sucedía. Y más aun cuando veían que elementos como Draxler y Müller se ponían de frente al marco de Ochoa y disparaban sin mucha presión. Para su buena fortuna, la puntería no ayudó al enemigo. Lozano se fue del campo y su lugar lo ocupó Raúl Jiménez.
Reus estrelló el balón en el rostro de Gallardo, pero el rebote le volvió a quedar al futbolista, quien la voló. En el último cambio del equipo mexicano ingresó Rafael Márquez y salió Andrés Guardado. Los alemanes no quitaban el dedo del renglón. Una y otra vez dispararon a puerta azteca, lo intentó Draxler, Müller, Werner, y ninguno conseguía el empate. El estrés para los mexicanos aumentaba, había mucha presión.
Así se consumieron los minutos. No hubo más. Sí, este Tricolor en el que pocos confiaban; sí, el de las rotaciones de Juan Carlos Osorio, dio la primera sacudida del Mundial. Venció al campeón y favorito Alemania y ahora tiene en sus manos la posibilidad escribir una historia distinta.