La escritura como compromiso
Cuando se escribe sobre bioética, la claridad es algo más que estilo. La comprensibilidad es una exigencia ética, pues esa disciplina trata cuestiones importantes y a veces urgentes, que todos debemos conocer.
Sin embargo, la bioética suele heredar un viejo vicio de su madre, la filosofía y concretamente, la ética: el vicio de la oscuridad. Como si hablar de manera oscura hiciera al individuo “interesante”, como si no ser entendido se debiera a la inferioridad de los demás y no a la falta de capacidad explicativa: la obligación del que escribe, es explicar.
Hablar claramente no es fácil. El camino más sencillo es repetir lo dicho por alguien sin explicarlo: labor de pericos. Más fácil resulta el empleo “mamemas” como dice una querida profesora emérita del Colegio de Letras de la UNAM, cuyo nombre no hago público porque ignoro si lo expresa sólo entre amigas o si lo hace abiertamente.
De modo comparable a los “fonemas”, los “mamemas” implican, para esta profesora, el cambio de una palabra que puede resultar comprensible, por otra que resulte definitivamente incomprensible, ya sea por haber caído en el desuso, por tratarse de una lengua extranjera o de un concepto clave cuyo significado varía respecto al que tiene en el uso cotidiano.
Hablar de manera grandilocuente enorgullece a algunos. Pero en verdad es un vicio propio de mentes flojas: lo arduo es explicar una idea sin restarle toda su complejidad. Eso, requiere un compromiso y un verdadero respeto para con el lector.
En cierta ocasión un alumno de primer año de carrera me preguntó mi opinión sobre la relación entre la Wahrheit y la Ereignis en Heidegger. Algunos compañeros entornaron los ojos con la expresión de “ahí va este otra vez…” otros lo escuchaban con sonrisa burlona y otros más con ojos de plato. Cuestionaba por dos conceptos de la jerga heideggeriana que han sido perfectamente traducidos, pero creía apantallar a sus pares al expresarlos en alemán.
Trabajar un texto con humildad y no abandonarlo hasta que sea comprensible, es el compromiso que la bioética debe hacer si quiere ser escuchada. m