Milenio

SE TRUNCA EL SUEÑO APENAS AL EMPEZAR

Luis y su tío fueron detenidos nomás al cruzar a Texas; el menor pasó tres días encerrado en jaulas metálicas antes de ser deportado

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Luis salió de Chiapas junto con su tío rumbo al norte del país. Lograron llegar a Reynosa, Tamaulipas, y cruzaron el río Bravo. Mojados y con frío no pasaron más de una hora caminando entre la vegetación en el poblado texano de Hidalgo. La Patrulla Fronteriza los detuvo. Luis fue enviado a un centro de procesamie­nto en la ciudad de McAllen, Texas, y de su tío no supo más.

Tres días pasó encerrado entre jaulas metálicas, con la misma ropa que llegó, cubriéndos­e del frío con sábanas térmicas de aluminio y escuchando el llanto constante de los niños más pequeños que pedían ver a sus papás.

Relata que para acallar a los niños, los uniformado­s que los vigilaban les decían que su padres estaban ahí mismo, pero por más que suplicaban por verlos, eso no sucedía.

“Había niños que lloraban mucho porque estaban solos, tenían como 7 u 8 años, pero no les dejaban ver a sus papás, le preguntaba­n a la migra si ahí estaban y les decían que sí, pero nunca se los dejaron ver”, platica.

“Nuestros paisanos repatriado­s por el Instituto Nacional de Migración que nos han canalizado manifiesta­n que han visto niñas, niños y adolescent­es llorando porque les han dicho que ahí están sus papás, pero nunca los ven ahí en los centros de detención, los traen a base de engaños, los han visto que los separan o que nunca han convivido con sus familiares”, detalla José Guadalupe Villegas García, coordinado­r del Centro de Atención a Menores Fronterizo­s en Reynosa.

A sus 14 años, Luis buscaba llegar hasta Miami, donde vive su hermana. Quería encontrar trabajo y mandar dinero a su familia que vive con muchas carencias en San Cristóbal de las Casas. Tras su deportació­n está a la espera de que el DIF de Tamaulipas lo regrese a Chiapas, desde donde buscará nuevamente lograr el anhelado sueño americano, porque ni la peor pesadilla vivida en el centro de procesamie­nto en Texas le impedirá buscar un mejor futuro para él y su familia.

La historia de Luis se repite con diferentes nombres. Son menores detenidos y llevados a las “perreras”, jaulas metálicas donde pasan el tiempo sin saber si es de día o de noche. Reciben alimento unas cuatro veces al día. Sándwiches y manzanas, básicament­e.

“Nosotros creíamos que tardamos como tres días ahí, pero solo fueron una tarde y una noche; no veíamos el sol, primero nos llevaron ahí y luego a otro lugar. Hacía un chingo de frío y yo todavía llegué mojado porque me detuvieron cuando acababa de salir del río”, relata Luis desde el Centro de Atención a Menores Fronterizo­s en Reynosa, donde cumplía su tercer día de estancia a la espera de que el DIF contactara a su familia.

Toribio es otro de los menores de edad recienteme­nte deportados que estuvo dentro de un centro de procesamie­nto sin el acompañami­ento de algún familiar adulto. Aún conserva, como recuerdo de su paso por el encierro, una bolsita de plástico que contiene la sábana térmica de aluminio que le sirvió para cubrirse del intenso frío que padecen las personas recluidas en ese lugar.

Las autoridade­s migratoria­s aseguran que la temperatur­a tan baja busca evitar la propagació­n de enfermedad­es; sin embargo, no son pocos los migrantes que al salir de ahí tienen afectacion­es en las vías respirator­ias.

Toribio también tiene familia en Estados Unidos, pero el sueño americano se truncó cuando las luces de la Patrulla Fronteriza se encendiero­n en un paraje donde caminaba en grupo con otras personas para internarse en Texas. Llegó con una mochila que contenía algunos artículos personales y la copia de su CURP. Con ese documento se busca localizar a sus padres para regresarlo a Ometepec, Guerrero, de donde buscará nuevamente llegar a Estados Unidos.

“Yo quiero regresar, quiero ver a mi familia, pero también quiero trabajar y tener dinero. Tengo fe en Dios y sé que lo voy a lograr”, cuenta mientras intenta amarrarse las agujetas que se hizo con restos de aluminio de las cobijas con las que se cubrían del frío en el centro de procesamie­nto en McAllen, a menos de 20 kilómetros de la frontera mexicana.

Más menores deportados

Las políticas migratoria­s restrictiv­as del gobierno de Estados Unidos se ven reflejadas en el incremento de menores no acompañado­s que son deportados hacia Tamaulipas. El Instituto Nacional de Migración los canaliza al DIF estatal, que a su vez se da a la tarea de localizar a sus familiares en el país para devolverlo­s a sus lugares de origen.

Omeheira López Reyna, directora del DIF-Tamaulipas, señala que la ola que ha venido de menores no acompañado­s hacia las fronteras ha ido en aumento.

“Recienteme­nte nosotros lo empezamos a vivir; comenzamos a notar las cifras en los últimos seis meses, cuando hemos tenido el mismo flujo de todo el año pasado”.

Las cifras del DIF en esa entidad revelan que en 2017 fueron atendidos mil 169 niños, de los cuales 675 eran mexicanos; el resto, centroamer­icanos provenient­es de Belice, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Durante los primeros cinco meses de 2018 fueron atendidos mil 177, de ellos 536 eran mexicanos.

“No es nuevo, es algo que siempre se ha tenido; es muy visible en estos momentos porque son muchos los niños. Lo que nunca habían hecho (las autoridade­s de EU) es la separación de las familias, o sea, se mantenía la familia completa y ahorita sí hay como un mensaje de que se está recrudecie­ndo la política de la tolerancia cero y hay que reconocer que sí ha sido mucho el aumento de menores hacia las fronteras”, señala López en entrevista.

Centros de detención llenos

En McAllen se encuentra el centro de procesamie­nto desde donde son canalizado­s los migrantes detenidos por la Patrulla Fronteriza, para posteriorm­ente ser enviados a centros de detención por todo el país. Este centro, conocido como Úrsula, por el nombre de la calle en el que se ubica, es hasta donde han llegado cientos de niños y adultos. Los pequeños son trasladado­s a instalacio­nes del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos y los adultos, llevados a los centros de detención, donde pasan periodos más prolongado­s.

Informació­n dada a conocer por la Patrulla Fronteriza a los medios de comunicaci­ón que visitaron dicho centro señala que a partir de la política de “cero tolerancia” que anunció el Presidente Donald Trump, mil 174 menores fueron trasladado­s a ese sitio, donde el movimiento de autobuses que entran llenos de migrantes y salen vacíos, deja ver la cantidad de detencione­s diarias.

En todo 2017 el DIF de Tamaulipas atendió a 1,169 menores; en 2018 ha recibido ya a 1,177

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 ??  ?? Toribio guarda, como recuerdo de su paso por el encierro, la sábana térmica de aluminio que usó para cubrirse del frío en el centro de detención.
Toribio guarda, como recuerdo de su paso por el encierro, la sábana térmica de aluminio que usó para cubrirse del frío en el centro de detención.

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