Los Emmy: las verdaderas elecciones imposibles
En la premiación a lo mejor de la televisión de Estados Unidos hay un tremendo problema: tienen demasiadas cosas extraordinarias en competencia. Y aunque los formatos van cambiando aquí pasa algo maravilloso: ocurre que los programas más nominados sí suelen ser los más vistos y queridos en todo el mundo.
Ya dejamos de discutir al menos si el streaming es o no digno de competir por los premios de la televisión, ¿y cómo no hacerlo si por primera vez en la historia Netflix tiene más nominaciones que HBO? Claro, hay que ser justos y ver el volumen de producción que se está llevando a cabo ahí y cómo eso aumenta las posibilidades de ser nominados, pero el tema es muy alentador por un sencillo tema: el público está ganando cuando de calidad se trata.
Podríamos comentar mil cosas al respecto. Una de ellas es, por ejemplo, el útil activismo de los fans de varias series que aún no llegan a México, pero que eventualmente lo harán. Un caso muy claro, solo los muy fieles seguidores (y los entiendo) de Benedict Cuberbatch y su serie: Patrick Melrose de Showtime. Están haciendo lo que pueden para ya verla aquí. Su nominación, sin duda, ayudará, pero hay un mensaje muy importante aquí: la región 4 dejó de existir hace mucho. Los fans van a enterarse de todo instantáneamente y encontrarán la manera de ver sus series.
Así que con la buena noticia de que el de la tv es un mercado internacional, muchos se tienen que avispar con el hecho de que hay que apurarse. Por favor.
¿Qué más llamó mucho la atención? El no voto de castigo contra Kevin Spacey afectó a todos en House of Cards, pero lo cierto es que por más brutal que estuvo Robin Wright, la categoría de actriz principal en una serie nuevamente está peleada a más no poder. Creo que podríamos pasar días hablando de lo que pasa en la televisión a escala mundial. Sé que lo haremos. ¿Pero cómo? ¿Cómo decidir si es más impactante el casi final de Game of Thones que la dolorosa y brillante Handmaid’s Tale? Quizá, por los tiempos reales que estamos viviendo, la segunda tenga la ventaja (además de que es aterradora por cualquier parecido con la vida real en muchos sentidos metafóricos y que como sus realizadores han aclarado “NO son coincidencia”).
Pero luego tenemos a Stranger Things, la serie de Netflix que hizo que millones de millennials descubrieran cómo nosotros vivimos apasionadamente nuestra infancia gracias a las pantallas y Steven Spielberg, y el mar de lágrimas que es This is Us.
Me encanta ver a The Americans, que ya va terminando, también por ahí. ¿La vieron? Si no les parecía realista la idea de una familia perfectamente estadunidenses que en realidad estaba trabajando para Rusia, tal vez estos días será un poco más fácil de creer.
A veces series como The Crown son nuestras consentidas, aunque no podemos compararlas (por lo diferentes que son) con un Game of Thrones. O también está Westworld, a la que muchos le atribuyen ser el nuevo respiro que sacudió de regreso a HBO. Depende mucho sí ustedes usan a estas series para escapar de la realidad o para tratar de confróntarla. ¡Habrá mucho más de qué hablar! ¿Se enojan con Jaime Camil porque no quiere dar entrevistas sobre la serie de Luis Miguel? ¿Pues qué esperaban?