Acompañado de sus colaboradores,
Andrés Manuel recibió su documento, que presumió a sus fieles antes que a nadie, presentes afuera del tribunal
El primer acto solemne de Andrés Manuel López Obrador como presidente electo desacralizó el ritual. El tabasqueño llegó al Tribunal Electoral a recibir su constancia de mayoría y, a diferencia de sus antecesores, Felipe Calderón y Enrique Peña, demostró una vez más su incuestionable triunfo y no tuvo que enfrentar protesta alguna, por lo que no llegó en helicóptero y cruzó la puerta principal sin acompañantes.
Afuera, unos centenares de simpatizantes le aplaudían y vitoreaban. A ellos fue a quienes mostró primero que a nadie el documento que hace oficial su triunfo, levantándolo con ambas manos para dejarlos mirarlo a través de las rejas del inmueble al salir a la explanada del recinto judicial. Después, al cruzar esa misma puerta principal para dirigirse a la casa de transición, les lanzó besos y recibió de ellos flores.
Llevaba en sus manos esa constancia que durante tanto tiempo esperó, después de tres contiendas presidenciales, la cual, después de recibirla de la magistrada presidenta, Janine Otálora Malassis, miraba embelesado, al grado que
Al acto no asistieron el secretario de Gobernación ni el líder nacional del PAN
parecía no querer desprenderse de ella y que por un segundo pretendió llevar consigo para dirigirse al podio desde donde ofrecería su primer mensaje como Presidente electo, pero debió dejarla en resguardo.
En el inmueble, discretamente resguardado por el Estado Mayor Presidencial, en una logística decidida apenas la víspera, lo recibió la magistrada Otálora, sin comisión de cortesía ni mayor tumulto.
Afuera, elementos de la Policía Militar colocaron vallas para ordenar el tránsito vehicular que se interrumpió parcialmente solo durante aproximadamente una hora.
En el salón de plenos ya lo esperaban quienes integrarán su gobierno y en primera fila los representantes de la Suprema Corte, Luis María Aguilar; el Senado, Ernesto Cordero; la Cámara de Diputados, Édgar Romo; el