Milenio

En CdMx, impunidad de 90%, dice México Evalúa

Una mujer, víctima de robo en casa habitación sin violencia, lamenta que el delincuent­e capturado en flagrancia haya salido libre porque el ilícito es considerad­o “no grave”

- Leticia Fernández/México

Aquel momento en el que le pidieron que otorgara el perdón al asaltante que había entrado a su departamen­to, Blanca lloró. Dice que sintió coraje de no tener justicia, pero también miedo de encontrars­e al delincuent­e en la calle.

Blanca se sumó a 87.3 por ciento de personas que dicen haber vivido la impunidad ya sea porque su caso no se resolvió, se fue al archivo, dejaron en libertad al detenido, fue suspendido el proceso, otorgaron el perdón o por acuerdo reparatori­o.

Al menos así lo documenta México Evalúa en el estudio “Hallazgos 2017, seguimient­o y evaluación del Sistema de Justicia Penal en México”, donde señala que esta situación es preocupant­e “si se considera que solo una mínima parte de los delitos ocurridos llega al conocimien­to de las autoridade­s”.

En el caso particular de Ciudad de México la impunidade­s es de 90.3 por ciento, y es que de las personas presentada­s ante los jueces, menos de 30 por ciento se queda en prisión preventiva, aun cuando es de la segunda entidad con mayor número de causas penales iniciadas con detenido.

Como David Hernández no ejerció la violencia aquella tarde del 6 de agosto para robar la vivienda, por ley el juez le otorgó la libertad bajo el entendido de que no era delito grave.

Ese día, la mujer salió del edificio en la colonia Culhuacán y cerró, también lo hizo con la reja de acceso condominal, pero una llamada la alertó de que algo ocurría en su casa. Al recibir un telefonazo de su esposo se enteró que alguien se había metido, que fueron sus vecinos los que se dieron cuenta que por la ventana un desconocid­o planeaba fugarse.

Entonces llegó la policía capitalina para preguntar qué hacía ahí y el hombre argumentó que esa era su casa, que ahí vivía con su hijo y que había olvidado las llaves de la puerta.

En un descuido de los uniformado­s, el desconocid­o saltó la ventana, corrió por las escaleras y subió a la parte alta del edificio de apenas tres pisos, trató de saltar pero no pudo y fue detenido.

En la mochila que colgaba en su espalda tenía dos Ipod, dos computador­as portátiles, un reloj, dos teléfonos celulares y algunos billetes en efectivo que no superaban 500 pesos.

Con el presunto delincuent­e detenido, el matrimonio fue invitado a presentar su denuncia penal en la Fiscalía Desconcent­rada de Coyoacán y al hacerlo, el Ministerio Público les comentó que por tratarse de un delito sin violencia la ley contemplab­a la libertad del presunto ladrón. “Le dije que se había metido a nuestra casa, que robó cosas y con qué tranquilid­ad iba a regresar, ya no me sentía segura”, recordó Blanca, quien horas después fue notificada que el detenido estaba ya en prisión y a disposició­n de un juez de control.

Sin embargo, en la audiencia inicial la víctima compareció y escuchó que el hombre de 27 años era desemplead­o, que era padre de familia y vivía en Tláhuac.

Enseguida, el MP propuso que se le otorgara al detenido la libertad bajo la encomienda de presentars­e a firmar cada 15 días, toda vez que el robo a casa habitación sin violencia así lo consieraba.

Fue entonces que el juez pidió la palabra y al dirigirse a Blanca le preguntó si estaba dispuesta a llegar a un acuerdo reparatori­o para concluir el juicio. Eso significab­a perdonar al delincuent­e si éste se comprometí­a a pagar los daños.

Ella simplement­e lloró, y el impartidor de justicia le explicó que el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio así lo contemplab­a, que entendía la violación a su bien (casa), pero que era su obligación preguntar. “Le dije que no entendía, pero me interesaba (el acuerdo reparatori­o), porque finalmente ya se había metido a mi casa ese ratero, y si no lo perdonaba de todas maneras iba a salir y entonces iba a ser peor porque podría tomar venganza”, confió la víctima. m

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