El gobernador Velasco: un asunto singular
Ay, nuestros gobernadores. En marzo de este año, cuando su partido, el Verde, lo propuso para una senaduría de lista, el gobernador de Chiapas dijo, orgulloso, que no, que él se quedaba.
“Permanezco en el cargo de gobernador constitucional que los chiapanecos me otorgaron. Hoy mi lugar está aquí en Chiapas, junto a los chiapanecos. Vamos a seguir trabajando con mucha energía y con mucho esfuerzo hasta el último día de mi gobierno, en el gran compromiso que tenemos de sacar adelante la reconstrucción”.
Los chiapanecos se quedaron conmovidos con el gesto. Hasta el 28 de junio, tres días antes de las elecciones, cuando con prisa y sin mucho ruido, su partido solicitó al INE incluir a Velasco en la lista de candidatos al Senado.
Los chiapanecos se rascaron la cabeza extrañados. Pues resulta que su posición en la lista le alcanzó y ahora el gobernador también sería senador hasta el 8 de diciembre cuando toma posesión el vencedor de las elecciones del 1 de julio.
Los chiapanecos ya estaban muy confundidos. Su gobernador se los aclaró. Su Congreso, nunca mejor dicho, cambió los artículos 42, 52, 55 y 56 de la Constitución local para que todo quedara claro y permitiera a Velasco tomar posesión como senador, cosa que ya hizo para la suerte de los chiapanecos, el Congreso nombrar a un gobernador sustituto, que curiosamente fue el presidente del Congreso que aprobó la reforma y... que en unos días Velasco pida licencia ahora al Senado para regresar como gobernador sustituto.
Sí, es cierto, Velasco será sustituto de sí mismo. Los chiapanecos ya no entenderán nada.
Arturo Escobar, amigo del gobernador que renunció, del senador electo, del senador que pedirá licencia y del próximo gobernador sustituto, es decir, de Manuel Velasco, aclaró que se trata de una situación singular, poco usual y fuera de la normalidad, pero que no hay violación a la ley. Es una cosa mediática.
Por cierto, el mismo Escobar anunció que ya no van con el PRI, que irán solos. Cosa que ni los chiapanecos creyeron, porque lo que sí saben es que con Velasco a la cabeza se mueren de ganas de ser un partido más en la alianza que gobernará los próximos seis años.
El Verde, esa gran singularidad de la política mexicana. M