Milenio

No es solo el sexenio

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Aunque hay muy buenos y auténticos motivos para señalar los cambios políticos que ya operan en nuestro país como la razón de tantos cambios en los medios de comunicaci­ón, esa no es la única razón por la que estamos viendo cosas que transforma­rán por siempre el panorama del entretenim­iento.

Estos días, que Televisa le dijo “gracias” a tantos de sus productore­s de antaño, por ejemplo, son en realidad más el resultado de las coproducci­ones que ellos ya llevan varios meses, incluso más trabajando. No solo es menor el riesgo capital, también saben que las pequeñas casas productora­s comprenden más y mejor al posible televident­e del futuro cercano. Es un tremendo shock para muchos. He escuchado a periodista­s de espectácul­os mayores decir con incredulid­ad: “¿Por qué dejan de hacer telenovela­s rosas y clásicas si sabemos que funcionan?”. La respuesta no es linda.

Aún funcionan, sí, pero el público que aún las ve no es el deseable de los anunciante­s. Y peor todavía, no va a estar aquí en un par de décadas como para seguir invirtiénd­ole. Sí, es horrible como ser humano pensar en esos términos, pero como empresario­s, y empresario­s emproblema­dos particular­mente, se entiende. Por eso, por ejemplo, desde hace mucho tiempo Televisa dejó de operar y preocupars­e por radio.

Eso casi es para infartarse si uno conoce la historia de los medios de comunicaci­ón en México. De Televisa en particular. De Radiópolis. De la W, pero no son decisiones emocionale­s.

A diferencia de las decisiones del público al elegir qué van a consumir. (A pesar de esto, yo estoy convencida que la radio aún tiene un presente y un futuro fundamenta­l, ya que cumple funciones y se conecta con el público como nadie más ha podido).

Antes el poder lo tenía quien era el dueño de la concesión. Punto. Ahora, el mundo de posibilida­des es infinito pero tan cambiante que hasta los YouTubers más exitosos saben y algunos hasta me han confesado que saben que los días están contados.

Al menos en el formato actual. No solo porque sus seguidores crecen. No solo porque los algoritmos cambian. No por- que la fama no requiere de poseer algún talento algo para tenerla. La realidad es que todo está tan fragmentad­o que no hay manera de sustentar los costos de una producción como las de antes. ¿Se acuerdan del plan francés? Televisa también. Con mucha nostalgia.

¿La buena noticia dentro de un panorama un tanto desolador para aquellos que pensaban que tenían la fórmula y que duraría para siempre?

Los buenos contenidos prevalecer­án. Y, si todo sale como debe, los creadores no dependerán de lo que pase al final de cada sexenio para que ocurra. No sé de un solo medio que la haya pasado bien los últimos meses, pero si se asoma, a lo lejos un futuro con posibilida­des nunca antes pensadas.

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